Categoría: IV) Ilustración

Félix María de Samaniego

Entre los cultivadores de la fábula esópica en la Ilustración española, destaca el poeta alavés Félix María de Samaniego. Sus recreaciones formaron a generaciones enteras de escolares. Su poesía está presidida por la intención moral y la sencillez y claridad del estilo.

EL PARTO DE LOS MONTES

Con varios ademanes horrorosos
los Montes de parir dieron señales.
Consintieron los hombres temerosos
ver nacer los abortos más fatales.
Después que con bramidos espantosos
infundieron pavor a los mortales,
estos Montes, que al mundo estremecieron,
un Ratoncillo fue lo que parieron.
Hay autores, que en voces misteriosas,
estilo fanfarrón y campanudo,
nos anuncian ideas portentosas;
pero suele a menudo
ser el gran parto de su pensamiento,
después de tanto ruido, sólo viento.

Fábulas en verso castellano, Libro II, 1781.


Juan de Iriarte

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Juan de Iriarte y Cisneros (1702-1771), tío del poeta y dramaturgo Tomás de Iriarte, fue lexicógrafo, helenista y latinista. Escribió una gramática latina en verso castellano y destacó como poeta latino. Famosos son sus epigramas, en especial aquel que dio una definición del género y que escribió en latín y en español.

EPIGRAMA CCLXVI 

Epigrammatis dotes

Sese ostendat Apem, si vult Epigramma placere:
Insit ei brevitas, mel, et acumen Apis.

A la Abeja semejante,
Para que cause placer,
El Epigrama ha de ser:
Pequeño, dulce y punzante.

Obras sueltas de don Juan de Iriarte, 1774.


Alberto Lista

La creación de Adán, de Francisco Bayeu

La obra poética de Alberto Lista (Sevilla, 1775-1848) comprende poemas religiosos, amorosos y de asuntos civiles. De gusto neoclásico, tomó como modelos a los poetas españoles del Siglo de Oro, en especial a Herrera y a Rioja.

LA ILUSIÓN DULCE DE MI EDAD PRIMERA…

A Albino

La ilusión dulce de mi edad primera,
del crudo desengaño la amargura,
la sagrada amistad, la virtud pura
canté con voz ya blanda, ya severa.

No de Helicón la rama lisonjera
mi humilde genio conquistar procura:
memorias de mi mal y mi ventura
robar al triste olvido solo espera.

A nadie sino a ti, querido Albino,
debe mi tierno pecho y amoroso
de sus afectos consagrar la historia.

Tú a sentir me enseñaste; tú el divino
canto y el pensamiento generoso:
tuyos mis versos son, y esa es mi gloria.

Poesías, 1837.


María Rosa Gálvez de Cabrera

Ascensión de un globo Montgolfier en Aranjuez, de Antonio Carnicero

La escritora malagueña María Rosa Gálvez de Cabrera (1768-1806) compuso tragedias y comedias neoclásicas acerca de los deseos y frustraciones de las mujeres en un mundo dominado por el hombre. Su poesía, en opinión de Quintana, es de estilo claro y puro y de versificación fácil y fluida.

LA POESÍA

ODA A UN AMANTE DE LAS ARTES DE IMITACIÓN

Oh tú, que protector del genio hispano
elevas la abatida lira mía,
desde el obscuro seno,
do el velo del olvido la cubría,
hasta el supremo asiento, que previene
la fama a la divina poesía;
a ti consagraré tan dulce empleo;
a ti que amas el arte imitadora,
de la música hermana,
y del alma sensible encantadora.

Seguid mi canto, de placer henchidas,
cítaras de la Iberia;
Amira, alzando el humillado acento,
preconiza la ciencia de Helicona;
y esparce por el viento
los resonantes metros de la Hesperia.

Si de la antigüedad el heroísmo
de los tiempo alcanza el raudo vuelo,
y las puras virtudes celestiales
fueron a par del mundo eternizadas,
por vosotros, Poetas inmortales,
nuestra edad llegaron; de los siglos
las inmensas tinieblas arrostrando,
de anonadar al hombre con su fama
a la huesa arrancáis el triste fuero.
Tal es el arte del divino Homero.


Diego de Torres Villarroel

Bodegón con frutos del bosque, de Luis Egidio Meléndez

Entre los poetas que prolongan el gusto barroco en el siglo XVIII, destaca Diego de Torres Villarroel (Salamanca, 1694-1770), discípulo ferviente de Quevedo. De él toma el estilo conceptista y la burla mordaz.

AL IR A ESCRIBIR, CONFIESA SU DESCONFIANZA

Sobre la mesa el codo y acostada,
en la siniestra mano la cabeza,
la pluma en ristre y a tenderse empieza
sobre plana no escrita y ya borrada.

Así estaba el ingenio en la estacada,
cuando asalto de presto a mi rudeza,
de Calderón la gracia y la agudeza
y de Solís la musa celebrada.

Cogióme su memoria tan de susto,
que ni con prosa ni con verso salgo;
consulto el miedo a sus ideas justo.

Y viendo que con estos nada valgo,
dejé la pluma, desmayóse el gusto,
y eché las Musas a espulgar un Galgo.

Obras, 1752.