Categoría: Literatura mexicana

Amparo Dávila

Amparo Dávila (México, 1928-2020) es, además de una de las pioneras del cuento fantástico latinoamericano, una notable poeta. Los cinco títulos que conforman su obra poética tienen en común su brevedad, el tono confesional e íntimo, cierto minimalismo que los conectan con la poesía del silencio y el uso simbólico de elementos naturales para hablar del deseo, la ausencia, la angustia o la muerte.

AQUÍ BAJO LA LUNA

Aquí bajo la luna transparente; entre el río melancólico
de las aguas lunares,
deshojaré mis salmos; salmos color violeta como la flor
del crepúsculo,
dichos a media voz mientras dura la luna.

Salmos bajo la luna, 1950.


Juan José Arreola

Maestro del cuento y la prosa breve, el mexicano Juan José Arreola (1918-2001) cultivó ocasionalmente, pero a lo largo de casi toda su vida de escritor, la poesía. De su obra lírica, en la que muestra predilección por las formas clásicas (sonetos, décimas…), destacan los poemas en que expresa su visión desapacible de la vida.

CANCIÓN

La canción más triste
quiero decirla sin voz.

La diré como un eco
que repite el dolor,
y llegará al corazón
sin caminar por la voz.

Tendrá en su silencio
la oscura palpitación
de las palabras que viven
sin deshojarse en la voz.

Como la fina lluvia
tendrá un lento compás
para que sea como un llanto
que se disuelve sin voz.

La canción más triste
quiero decirla sin voz.

Cinco sonetos, diez décimas, una canción, 1941.


Juan Bañuelos

Para Juan Bañuelos (México, 1932-2017), uno de los poetas más destacados del grupo literario «La Espiga Amotinada», de fuerte impronta política, «la poesía respira del pulmón de la historia, la política, la fábula, la noticia, el humor y, sobre todo, del poder de interpretar lo sagrado del hombre». Sus imágenes parecen, en opinión de Juan Gelman, «recién sacadas de la tierra».

PROFECÍA INMEDIATA

Me salgo de esta hoja.
No sirve ya el papel.
No sirve el llanto.

Vengo de dar un doble puñetazo
En la mesa del hambre y de la usura.
Vengo de atar el miedo a un rayo desbocado,
De recoger la nieve que desciende.
De convertir mi alma en una seca piel.
Vengo de dibujar el blanco
De una bala en mi frente,
De llevar la mañana a los ojos nublados,
De sacar a la calle al luto y a la fiebre.

No sirve ya el papel.
No sirve el llanto.
Escribo en las paredes.

Escribo en las paredes, 1965.


Thelma Nava

Para Thelma Nava (México, 1932), la poesía es un gozo, algo que nos llena el espíritu, nos ayuda a vivir, nos hace más sensibles para entender la vida. En sus versos es constante la presencia o la metáfora del animal, como lo es también la búsqueda del tiempo y las cosas primitivas.

PARA QUIEN PRETENDA CONOCER A UN POETA

Es difícil conocer el corazón de un poeta.
A primera vista resulta fácil doblegarlo por la vanidad
ensalzarle y hasta aprenderse de memoria unas cuantas líneas suyas.
Caminar a su lado y sostener el mar con la mirada,
hablar de ciudades irreales,
adivinar su amor y sus costumbres,
su vida cotidiana, sus odios y rencores.
Penetrar el secreto de su técnica,
llegar a sus orígenes.

Pero ¿quién, bajo lluvia, es capaz, sabe realmente
cómo es por dentro ese cuerpo tembloroso, amoroso,
maldito, blasfemo o perseguido de un poeta?

1978. El primer animal. Poesía reunida (1964-1995).


Max Aub

Aunque el escritor hispano-mexicano, de origen francoalemán, Max Aub (1903-1972) es reconocido sobre todo por su narrativa y su teatro, también escribió poemas. Durante su detención en el campo de concentración de Djelfa (Argelia), se propuso «escribir lo más sencillamente posible» y eligió la poesía porque «el verso es lo más desnudo». 

POÉTICA PARA DJELFA

para que el estilo del decir se assemejase al sentir, y las
palabras y las cossas fuessen conformes

Fray Luis de León (De los nombres de Cristo)

Quisiera decir las cosas
tal como son.
Dar con las palabras justas
como el filo de una hoz.
Quisiera hablar sin imágenes,
mudo como el corazón,
igual objeto y vocablo
como es a lo real el sol,
y que estos mis sentimientos
fueran voz,
trágica potencia muda
de los hechos como son.
Que si digo el verde prado
de esmeralda o corindón,
cada cual se representa
su vivo verde interior.
Y si escribo el verde amor,
cada cual tendrá su tinto
y preferido color.

Quisiera decir las cosas
tal como son,
sin alegorías ni imágenes
como el sol.
Contar, sin más,
lo que fue y sucedió.
Por falta de exactitud
la belleza se inventó;
lo que va de lo visto
a lo que se pintó.
En el cantar que quisiera
sobra todo cuanto soy.

9-3-42, en Diario de Djelfa, 1942.