Categoría: VI) Edad de Plata

Antonio Oliver

En la trayectoria poética del escritor cartagenero Antonio Oliver (1903-1968), hay tres poemarios esenciales: Mástil, su contribución a la poesía pura y al neopopularismo; Tiempo cenital, su libro más vanguardista; y Libro de loas, su libro más personal, cercano a la poesía de lo cotidiano.

BARRUNTOS

¡Está negro el cielo!
—¡Pero viene a mis poemas
un blanco temblor de élitros!

¡Está negro el mar!
—¡Pero hay un reflejo azul
que ilumina mi cantar!

¡Están tristes los almendros
sin la caricia del sol!
—¡Pero hay un nido en la verde
rama de mi corazón!

Mástil, 1925.


Max Aub

Aunque el escritor hispano-mexicano, de origen francoalemán, Max Aub (1903-1972) es reconocido sobre todo por su narrativa y su teatro, también escribió poemas. Durante su detención en el campo de concentración de Djelfa (Argelia), se propuso «escribir lo más sencillamente posible» y eligió la poesía porque «el verso es lo más desnudo». 

POÉTICA PARA DJELFA

para que el estilo del decir se assemejase al sentir, y las
palabras y las cossas fuessen conformes

Fray Luis de León (De los nombres de Cristo)

Quisiera decir las cosas
tal como son.
Dar con las palabras justas
como el filo de una hoz.
Quisiera hablar sin imágenes,
mudo como el corazón,
igual objeto y vocablo
como es a lo real el sol,
y que estos mis sentimientos
fueran voz,
trágica potencia muda
de los hechos como son.
Que si digo el verde prado
de esmeralda o corindón,
cada cual se representa
su vivo verde interior.
Y si escribo el verde amor,
cada cual tendrá su tinto
y preferido color.

Quisiera decir las cosas
tal como son,
sin alegorías ni imágenes
como el sol.
Contar, sin más,
lo que fue y sucedió.
Por falta de exactitud
la belleza se inventó;
lo que va de lo visto
a lo que se pintó.
En el cantar que quisiera
sobra todo cuanto soy.

9-3-42, en Diario de Djelfa, 1942.


Pío Baroja

Pío Baroja, dibujo de Ricardo Baroja

El único libro de poemas del gran novelista donostiarra Pío Baroja (1872-1956) recoge, bajo el título de Canciones del suburbio, versos decididamente prosaicos y humorísticos. Están escritos con desaliño retórico, ternura e ironía.

PRÓLOGO UN POCO FANTÁSTICO

Locura, humor, fantasía,
ideas crepusculares,
versos tristes y vulgares,
eterna melancolía,
angustias de hipocondría,
soledad de la vejez,
alardes de insensatez,
arlequinada, zozobra,
rapsodias en donde sobra
y falta mucho a la vez.

Viviendo en tiempo brutal,
sin gracia y sin esplendor,
no supe darles mejor
contextura espiritual.
Es un pobre Carnaval
de traza un tanto harapienta,
que se alegra y se impacienta
con murmurar y gruñir,
con el llorar y reír
de su musa turbulenta.

Y como no hay más recurso
que escuchar a esta barroca
furia, que siga su curso
y que lance en su discurso
la amargura de su boca.

Cancionero del suburbio, 1944.


Juan Rejano

El gallo, de Enrique Climent

Juan Rejano (Córdoba, 1903-1976) es uno de los poetas republicanos de la generación del 27 cuya obra se desarrolla principalmente en el exilio, en México. Su producción está marcada por la nostalgia de la patria perdida, la preferencia por las formas tradicionales, cultas o populares, y el compromiso político.

EL NOMBRE

Si escribo gratitud, si escribo amor,
solo ofrezco unos signos. Signos. Nada.

Puedo escribir también pan, libertad,
y acaso se me quiebren las palabras.

Yo escribo en mis adentros hombre y pueblo,
y algún sentido tiene ya la fábula.

Lo más profundo siempre está en el nombre:
México, Cárdenas.

El libro de los homenajes, 1961.


Rosa Chacel

Paisaje otoñal con fuente, de Timoteo Pérez Rubio

La narradora y poeta vallisoletana Rosa Chacel (1898-1994), miembro de la generación del 27, optó por una poesía intelectual y de gran contención verbal. En el siguiente poema, expresa su ideario en términos nietzcheanos, defendiendo la literatura apolínea frente a la dionisíaca.

APOLO

Habitante de los anchos portales
donde el laurel de la sombra oculta el arpa de la araña,
donde las losas académicas,
donde las arcas y las llaves mudas,
donde el papel caído
recubre el polvo de frágil terciopelo.

¡El silencio dictado por tu mano,
la línea entre tus labios sostenida,
tu suprema nariz exhalando un aliento
como brisa en las praderas,
por gemelas vertientes recorriendo los valles de tu pecho,
y en torno a tus tobillos un espacio
pálido como el alba!

¡Eterna, eternamente un universo a imagen tuya!
Con la frente a la altura de tu plinto,
viniendo de aritméticas vacías como claustros,
de cielos oprimidos como flor entre páginas,
¡eternamente! dije, y desde entonces,
¡eternamente! digo.

Beso a mi voz, que expresa tu mandato,
la suelto y voy hacia ti, como paloma
obediente en su vuelo,
libre en la jaula de tu ley.

El trazo de tu norma, en el basalto
de mi inocencia oscura,
el paso de tu flecha ¡para siempre!
Y hasta el fin tu soberbia.
Sobre mí, solo eterno
tu mandato de luz, Verdad y Forma.

Versos prohibidos, 1978.