Sin título, de Nuria Armengol

La poesía del tarraconense Juan López-Carrillo (1960) recurre al humor, al distanciamiento irónico, para retratar una cotidianeidad hecha de soledades y pequeñas derrotas.

VIDA INSALUBRE

No me extraña nada
que en el comedio de la vida
parezcas mucho mayor.
Creyéndote el papel de artista
y su agotadora capacidad de vivir,
no ves que lo que te falta
son horas de descanso,
deportes, vacaciones, fibra,
sosiego, vitaminas, dormir.
Todo lo que aviva el cuerpo,
pero deja arrugado al poeta,
una existencia sana y tranquila
y una dieta natural y equilibrada.

Los años vencidos, 1997.

LENGUAJE

Las experiencias de la vida
afectan al lenguaje.
Y mi vida es una frase pasiva
de tiempo añorado,
llena de adjetivos e interrogaciones,
anegada por la urgencia de las comas,
de los puntos suspensivos
que no llevan a parte alguna.
La palabra
necesita con anhelo
estar junto a ti,
nutrirse del tiempo presente,
de la voz activa,
de la frase limpia y concisa
que domina el verbo y la acción,
y quede así salvada la sintaxis
por la pura caricia de tu gesto.

Los años vencidos, 1997.

POÉTICA

Escribir durante la mañana
el más hermoso poema de amor
y, al mediodía,
enviárselo a la mujer amada.

Por la tarde,
ir al bar de una amiga
y recitarle el poema de la mujer amada.
Se emociona
como nunca antes la había visto.

Visitar, más tarde,
la casa de otra amiga.
Recito el poema de la mujer amada.
Se emociona y debo regalárselo.

Llega la noche,
compartir con los amigos
tertulia, proyectos y alta literatura.
Pienso en el poema de la mujer amada.

Irnos de putas, horas después.
Sobra una coma en el poema de la mujer amada.

Los muertos no van al cine, 2006.

PASADO
Hubo un tiempo en que me dije:
la poesía no vale para nada.
Pero en aquellos días
estaba viviendo en la oscuridad
y por nadie era recordado.

Los muertos no van al cine, 2006.