«Poeta de la rebelión y de la libertad» —en palabras de Albert Camus—, el francés René Char (1907-1988) construyó una obra poética rica en imágenes, aunque concisa, en torno a la belleza, la poesía y la dignidad humana. En sus versos manifiesta la confianza en las posibilidades nobles de la existencia humana.

DIVERGENCIA

El caballo de estrecha cabeza
Ha condenado a su enemigo,
El poeta de ociosos talones,
A céfiros más severos
Que los que corren por su voz.
La tierra arruinada se recupera
Por más que un hierro la siga hiriendo.

Volved a las granjas, pueblo paciente;
En los almendros por primavera
Chorrean vejez y juventud.
La muerte sonríe al borde del tiempo
Que le da alguna nobleza.

En las alturas del verano
Es donde se rebela el poeta
Y de las ascuas de la cosecha
Extrae la antorcha y la locura.

«La siesta blanca», Los Matinales, 1947-1948. Traducción de Jorge Riechmann.

DIVERGENCE

Le cheval à la tête étroite
A condamné son ennemi,
Le poète aux talons oisifs,
À de plus sévères zéphyrs
Que ceux qui courent dans sa voix.
La terre ruinée se reprend
Bien qu’un fer continu la blesse.

Rentrez aux fermes, gens patients;
Sur les amandiers au printemps
Ruissellent vieillesse et jeunesse.
La mort sourit au bord du temps
Qui lui donne quelque noblesse.

C’est sur les hauteurs de l’été
Que le poète se révolte,
Et du brasier de la récolte
Tire sa torche et sa folie.

«La sieste blanche», Les Matinaux, 1947-1948.