Categoría: II) Renacimiento

Baltasar de Alcázar

Ángel músico, de Juan de Orea

El poeta sevillano Baltasar del Alcázar (1530-1606) escribió sonetos petrarquistas y religiosos, pero destacó en el cultivo de la poesía satírico-burlesca, en epigramas y canciones octosilábicas.

YO ACUERDO REVELAROS UN SECRETO…

Yo acuerdo revelaros un secreto
en un soneto, Inés, bella enemiga;
mas, por buen orden que yo en este siga,
no podrá ser en el primer cuarteto.

Venidos al segundo, yo os prometo
que no se ha de pasar sin que os lo diga;
mas estoy hecho, Inés, una hormiga
que van fuera ocho versos del soneto.

Pues ved, Inés, qué ordena el duro hado,
que teniendo el soneto ya en la boca
y el orden de decillo ya estudiado,

conté los versos todos y he hallado
que, por la cuenta que a un soneto toca,
ya este soneto, Inés, es acabado.


Juan Boscán

La música, de Pedro de Berruguete

El barcelonés Juan Boscán (h. 1490-1542), en 1526, empezó a adaptar al castellano los versos endecasílabos y los géneros poéticos de Italia, siendo enseguida secundado por su amigo Garcilaso.

NUNCA DE AMOR ESTUVE TAN CONTENTO…

SONETO I

Nunca de amor estuve tan contento
que en su loor mis versos ocupase,
ni a nadie consejé que se engañase
buscando en el amor contentamiento.

Esto siempre juzgó mi entendimiento:
que de este mal todo hombre se guardase;
y así, porque esta ley se conservase,
holgué de ser a todos escarmiento.

Oh, vosotros que andáis tras mis escritos
gustando de leer tormentos tristes,
según que por amar son infinitos,

mis versos son deciros: «¡Oh benditos
los que de Dios tan gran merced hubistes
que del poder de amor fuésedes quitos!»

Las obras de Boscán y algunas de Garcilaso de la Vega, p. 1543.


Luis Barahona de Soto

Dánae concibiendo a Perseo con la lluvia de oro de Zeus, de Gaspar Becerra

Partidario de la elegancia y naturalidad en poesía, el cordobés Luis Barahona de Soto (1547-1595) se opuso a los excesos verbales de los manieristas y de los primeros barrocos. Su fama la debe al poema épico Las lágrimas de Angélica, con el que se propuso continuar la historia del Orlando furioso, de Ariosto.

CONTRA UN POETA QUE USABA MUCHO DE ESTAS VOCES

Esplendores, celajes, rigoroso,
selvaje, llama, líquido, candores,
vagueza, faz, purpúrea. Cintia, ardores,
otra vez esplendores, caloroso;

ufanía, apacible, numeroso,
luengo, osadía, afán, verdor, errores,
otra y quinientas veces esplendores;
más esplendores, crespo, glorioso;

cercos, ásperos, albos, encrespado;
esparcir, espirar, lustre, fatales,
cambiar, y de esplendor otro poquito;

luces, ebúrneo, nítido, asombrado,
orna, colora, joven, celestiales…
Esto quitado, cierto que es bonito.


Cristóbal de Castillejo

Orfeo tocando la vihuela, grabado del libro El Maestro, de Luis de Milán

Cristóbal de Castillejo (1492?-1550), poeta nacido en Ciudad Rodrigo, de profunda cultura humanística, representa dentro del primer Renacimiento la reacción antiitalianista y la defensa del verso octosílabo tradicional.

REPRENSIÓN CONTRA LOS POETAS ESPAÑOLES QUE ESCRIBEN EN VERSO ITALIANO

Pues la sancta Inquisición
suele ser tan diligente
en castigar con razón
cualquier secta y opinión
levantada nuevamente,
resucítese Lucero,
a corregir en España
una tan nueva y extraña,
como aquella de Lucero
en las partes de Alemaña.
Bien se pueden castigar
a cuenta de anabaptistas,
pues por ley particular
se tornan a bautizar
y se llaman petrarquistas.
Han renegado la fee
de las trovas castellanas,
y tras las italianas
se pierden, diciendo que
son más ricas y lozanas.


Jorge de Montemayor

Lucrecia, de Maestro

Jorge de Montemayor (c.1520-c.1561), poeta y narrador español de origen portugués, es el creador, con La Diana, de la novela pastoril. Es autor también de poemas bucólicos, a imitación de las églogas de Garcilaso, de sonetos y canciones petrarquistas y de composiciones de temática religiosa.

LOS QUE DE AMOR ESTÁYS TAN LASTIMADOS…

Los que de amor estáys tan lastimados,
que el remedio buscáys en causa agena
y con ver mayor mal curáys la pena
a que os da causa amor y sus cuydados,

venid a leer mis versos, do pintados
veréys tormentos tristes más que arena,
que están vivos en mí, do amor ordena
que estén para este effecto diputados.

Y aunque suffrido ayáys pena y tormento,
y nunca podáys lo que esperastes,
o con ausencia estéys siempre lidiando,

en viendo la passión que amando siento,
todos confessaréys que nunca amastes,
o si algún tiempo amastes, fue burlando.

Cancionero, 1554.