Etiqueta: poesía social

Agustín Millares

Campesinos, de Manolo Millares

Para el poeta grancanario Agustín Millares Sall (1917-1989), la palabra poética es un instrumento mágico con el que se contribuye a construir un mundo mejor. Orgulloso de su condición de «poeta social», desprecia aquella literatura que vive de espaldas a las preocupaciones de las gentes humildes.

SALUDO

I

Yo te saludo amigo te saludo y te canto
igual que si te hubiera de siempre conocido.
No puedo equivocarme después de haberte oído.
Tú eres parte del sol que yo he esperado tanto.

Yo te saludo amigo te abrazo emocionado
a través de la niebla por donde pasa el día.
Con tu enorme caudal de luz y poesía
el rincón más oscuro se hubiera iluminado.

La senda que me enseñas no me es desconocida.
He marchado por ella sin conocer la calma.
Antes que tus palabras me llegaran al alma
ya habían tus ideas incendiado mi vida.

Es verdad que estos años no los hemos vivido
sino sólo pasado que el tiempo nos supera
que hay estrellas más altas sin sospechar siquiera
que forjando el gran siglo muchos han transcurrido.

Diste tu libertad que es como darlo todo
para que la alegría repique en la campana.
Un trozo de tu vida brindas cada mañana
para que el mundo entero pueda salir del lodo.

Yo te aseguro amigo que nunca había estado
tan cerca de la vida como en este momento.
No es posible la duda donde llega tu aliento.
Tú vas por la llanura de un cielo despejado.

Yo poeta declaro que tu acento es profundo
que llevas en las venas los ríos de un planeta.
Yo poeta declaro que tú eres poeta
porque anuncias y cantas el mañana del mundo.


Blas de Otero

El peine del viento, de Eduardo Chillida

La poesía del bilbaíno Blas de Otero (1916-1979) muestra un particular interés por el tema de España y por el compromiso cívico del hombre individual con sus contemporáneos. Tras la aparente sencillez de muchos de sus versos, se esconde un riguroso trabajo del lenguaje.

ESTOS SONETOS

Estos sonetos son los que yo entrego,
plumas de luz al aire en desvarío;
cárceles de mi sueño; ardiente río
donde la angustia de ser hombre anego.

Lenguas de Dios, preguntas son de fuego
que nadie supo responder. Vacío
silencio. Yerto mar. Soneto mío,
que así acompañas mi palpar de ciego.

Manos de Dios hundidas en mi muerte.
Carne son donde el alma se hace llanto.
Verte un momento, oh Dios; después, no verte.

Llambria y cantil de soledad. Quebranto
del ansia, ciega luz. Quiero tenerte,
y no sé dónde estás. Por eso canto.

Ángel fieramente humano, 1950.


Ildefonso Manuel Gil

Sin título, de Cirilo Martínez Novillo

La poesía del zaragozano Ildefonso Manuel Gil (1912-2003), poeta adscrito al grupo de la revista Hora de España, expresa, en versos sencillos, inquietudes sociales y existenciales.

POÉTICA

Busqué siempre en mis versos
un humano temblor, aunque sabía
que los mármoles tersos,
pura geometría,
resisten más el peso de los días.

Pero yo soy apenas
esta hora que vivo intensamente;
el río de mis venas
se aleja de su fuente
y se sume del tiempo en la corriente.

Canto la pesadumbre
del doliente vivir que es mi destino,
la loca incertidumbre
de ir abriendo camino
en soledad, a oscuras y sin tino.

En mi voz, al hablaros,
carga el dolor la fuerza de su acento,
y sólo he de dejaros
esta angustia que siento
en ritmo entrecortado de lamentos.

El hombre, viva llama,
que de su propio fuego es abrasado,
espera, sufre, clama
y corre desolado
por el terror ceñido y acosado.

El ángel irascible
sembrador de los odios, inclemente,
en la tierra impasible
derrama su simiente,
que los hombres cultivan ciegamente.

Agónico presencio
el acoso del hombre perseguido;
escucho en el silencio
su confuso gemido
de dios mugiente o animal herido.

Mi verso es así el grito
que en la más honda entraña me ha brotado.
Más que en frío granito,
quiero el nombre grabado
al pie de un verso en sangre sustentado.

Poemas de dolor antiguo, 1945.


Francisco Amighetti

Niños con bodegón de bananos, de Francisco Amighetti

Francisco Amighetti (1907-1998), poeta y pintor costarricense, universalizó en sus versos y en sus lienzos la vida de provincia. Su lenguaje, adusto y sencillo, nos alerta sobre los cauces por donde discurre la vida.

EL POEMA

El poema es una línea
que rige las montañas, desdibuja las manos
y se hace río.
Es una bandera que el viento ha devorado sobre el mar,
o lleva un niño en una fiesta patria.
El poema es una fruta,
se aspira como flor y se ve como cuadro.
Es la geometría metiéndose en el tallo
y organizando la dirección de las hojas
en proporciones áureas.
Y el poema es también
la noche de la ventana
en donde el ruiseñor de una constelación canta.
Si la poesía está afuera hecha paisaje
o hecha mujer
es porque la llevamos en la sangre.
El poema es un hilo de seda
que sale del corazón a sujetar las cosas,
y retenerlas en el instante
en que cruzan de la luz a la sombra.

Poesía, 1983.


Gabriel Aresti

Éxodo, de Emilio Sánchez Cayuela

Gabriel Aresti (Bilbao, 1933-1975) es una de las primeras figuras de la poesía en euskera. Su papel fue decisivo en la introducción de la temática social y la reelaboración de la lengua popular en las letras vascas.

POESÍA

Dirán
que esto
no es
poesía,
pero
yo les diré
que la poesía
es
un martillo.

Piedra y pueblo, 1974. Traducción del autor.