Autor: editor

Archibald MacLeish

La poesía de Archibald MacLeish (Estados Unidos, 1892-1982), miembro de la generación perdida, surge tanto de su experimentación modernista como de su conocimiento de lo tradicional y lo bucólico. Fue galardonado hasta en tres ocasiones con el premio Pulitzer.

ARS POÉTICA

Un poema ha de ser palpable y mudo,
Redondo como un fruto,

Silencioso
Como para el pulgar medallones añosos,

Callado igual que mangas que desgastan la piedra
En el musgoso alféizar;

Un poema no ha de tener palabras,
Como un vuelo de pájaros.

*

Un poema ha de estar inmóvil en el tiempo
Como la luna asciende

Y deja, como suelta
Rama por rama árboles que en la noche se enredan,

Deja, como la luna tras las hojas de invierno,
Recuerdo por recuerdo el pensamiento;

Un poema ha de estar inmóvil en el tiempo
Como la luna asciende.

*

Un poema ha de ser igual a esto:
No es cierto.

Por toda historia de dolor
Una hoja de arce y un vacío portal.

Por amor
Las hierbas inclinadas, dos luces sobre el mar.

Un poema no ha de significar
Sino ser.

Poesía reunida,1917-1952. Traducción de Andrés Sánchez Robayna.


Clementina Arderiu

La obra de Clementina Arderiu (Barcelona, 1889-1976) se inscribe dentro del movimiento postsimbolista. En sus poemas, muchos de ellos bajo la forma de canción, recrea su experiencia personal de mujer en un tono elegíaco, que la llevó a idealizar los motivos de la vida cotidiana.

MI CANTO

Por no cantar
me entristecía:
que para mí, el cantar
es como el pan
de cada día.

Es una trampa,
y es una herida.
Cada canción
un tallo arranca
de mi plenitud florida.

¿Qué ha de importar,
qué mal habría?
Con mi cantar
quiero engalanar
mi vida.

Canto y palabras, 1936. Traducción de José Corredor Matheos.


Esther Lucila Vázquez

Esther Lucila Vázquez (Cuba, 1860-1906) destaca por la perfección de sus sonetos, clásicos en su forma, modernistas en el tratamiento de algunos temas como el ansia de inmortalidad y el ideal de belleza, de la que son símbolos las rosas, las perlas o el ocaso.

A LA POESÍA

¡Oh, celeste raudal de melodía
Que jamás enmudeces ni te agotas;
En ti palpitan las sublimes notas
Que arranca de su plectro la Armonía!

Si de ti me aparté, si en triste día
Miré las cuerdas de mi lira rotas,
Hoy con fuerza mayor en mi alma brotas
E invocarte de nuevo me extasía.

Esta corona de perfume agreste,
¡Oh, Deidad!, que en tus aras deposito
¡Pueda tocar la fimbria de tu veste!

Y al elevar a ti mi pensamiento,
De la edad en el piélago infinito,
¡Blanca estela de luz deje mi acento!


Julia de Burgos

La poesía de Julia de Burgos (Puerto Rico, 1914-1953) explora, en su vertiente más política, asuntos como el pasado colonial de Puerto Rico, el legado de la esclavitud y el imperialismo estadounidense. En el resto de su producción predomina el reconocimiento del valor de la inspiración poética, la defensa del pensamiento femenino y la deconstrucción de paradigmas paternalistas.

CANCIÓN AMARGA

Nada turba mi ser, pero estoy triste.
Algo lento de sombra me golpea,
aunque casi detrás de esta agonía,
he tenido en mi mano las estrellas.

Debe ser la caricia de lo inútil,
la tristeza sin fin de ser poeta,
de cantar y cantar, sin que se rompa
la tragedia sin par de la existencia.

Ser y no querer ser… esa es la divisa,
la batalla que agota toda espera,
encontrarse, ya el alma moribunda,
que en el mísero cuerpo aún quedan fuerzas.

¡Perdóname, oh amor, si no te nombro!
Fuera de tu canción soy ala seca.
La muerte y yo dormimos juntamente…
Cantarte a ti, tan solo, me despierta.

El mar y tú, 1954, póstumo.


Juan José Arreola

Maestro del cuento y la prosa breve, el mexicano Juan José Arreola (1918-2001) cultivó ocasionalmente, pero a lo largo de casi toda su vida de escritor, la poesía. De su obra lírica, en la que muestra predilección por las formas clásicas (sonetos, décimas…), destacan los poemas en que expresa su visión desapacible de la vida.

CANCIÓN

La canción más triste
quiero decirla sin voz.

La diré como un eco
que repite el dolor,
y llegará al corazón
sin caminar por la voz.

Tendrá en su silencio
la oscura palpitación
de las palabras que viven
sin deshojarse en la voz.

Como la fina lluvia
tendrá un lento compás
para que sea como un llanto
que se disuelve sin voz.

La canción más triste
quiero decirla sin voz.

Cinco sonetos, diez décimas, una canción, 1941.