Categoría: Literatura hispanoamericana

Efraín Jara Idrovo

La poesía de Efraín Jara Idrovo (Ecuador, 1926-2018) reflexiona sobre el tiempo, la soledad, la muerte, el lenguaje y la poesía, y escenifica el conflicto entre conciencia y mundo, vivido como nostalgia de la armonía original.

EL ESPEJO DE LA POESÍA

La imagen en la insomne vacuidad del espejo
devuelve intacta la perplejidad del mundo
pero en el espejo del lenguaje
es la realidad la que cambia
y se reordena
según el ritmo del chisporroteo de los signos

en la indiferencia del reflejo especular
la impavidez duplica
con glacial fidelidad
el abandono y las fluctuaciones
de lo que yace afuera
pero en el espejo febril de la poesía
avanza el mundo desde lo insondable
devolviendo la imagen
del vértigo y la incandescencia de las palabras

¡ay! porque toda extensión es extinción
el vaho de la caducidad
empaña la nitidez de este mágico espejo
¡espejo de la poesía!
espacio amenazado
por la perversa grieta del tiempo
ah si las palabras en vez de significar
tan sólo resplandecieran
si en vez de pretender comunicar
tan sólo nos conectaran con lo profundo
este espejo tampoco sería devorado
por la opacidad o el deshielo

aunque quizá este punto
en el que ya exceden
el desencanto y la dubitación a las certezas
convenga reconocer que la poesía es un espejismo
que el orden del mundo
no es la imagen de la tensión
y las configuraciones radiantes de los signos
sino que en el espejo ilusorio de la poesía
las palabras
aparentan desplegarse en música y reverberación
para evitar su volatilización en el vacío.

5-III de mil 990

El mundo de las evidencias, 1945-1998.


Celedonio Esteban Flores

Celedonio Esteban Flores (Buenos Aires, 1896-1947), poeta y letrista de tangos, es uno de los máximos representantes de la literatura lunfardesca. Optó por una “poesía fácil de expresión común” para cantar “el drama de todos los días”.

MUSA REA

No tengo el berretín de ser un bardo,
chamuyador letrao, ni de spamento;
Yo escribo humildemente lo que siento
y pa’ escribir mejor, lo hago en lunfardo.

Yo no le canto al perfumado nardo
ni al constelao azul del firmamento.
Yo busco en el suburbio sentimiento…
¡Pa’ cantarle a una flor, le canto al cardo!

Y porque embroco la emoción que emana
del suburbio tristón, de la bacana,
del tango candombero y cadencioso,

surge a torrentes mi mistonga musa.
¡Es que yo tengo un alma rantifusa
bajo esta pinta de bacán lustroso!

Cuando pasa el organito, 1935.


Giovanni Quessep

La poesía de Giovanni Quessep (Colombia, 1939) está marcada por la celebración del mundo y la lucha dolorosa e inútil contra el tiempo que nos lo arrebata. Quessep recrea, con un lenguaje decantado, los arquetipos y símbolos de muy diversas tradiciones literarias.

PRELUDIO DE LA MUERTE

¿Aun si la poesía no es un engaño
del telar que se mueve ante tus ojos,
dónde hallarás la salvación
y quién o qué podrá salvarte? En nada crees.

Como quien va a morir
esperas en la puerta de tu casa:
Duro oficio esperar lo que se ignora,
buscando, entre las ruinas, una mágica sombra.

Muerte de Merlín, 1985.


José Mármol

El poeta José Mármol (República Dominicana, 1960) concibe la poesía como artefacto de conocimiento e instrumento de salvación personal. Es, por su rigor estético e intelectual, uno de los más importantes renovadores de la poesía dominicana contemporánea.

ARTE POÉTICA

Oh llamado demoníaco del surtidor poético, no me abandones a la miseria yerma de la claridad. Apártame por siempre de lo fácil, lo tangible. En la oscuridad prolifera el asombro. Húndeme al tórrido gris de un mar llovido. Deja que me pierda en su armonía de furias. Dame otra vez de la locura el sueño y de la clarividencia el más ancho desvarío. Mantenme colgado de lo inimaginable. Apóyame del aire, así caigo en lo eterno. Clávame al madero de un verso apetecido, de una voluptuosa imagen de otra edad. Átame al dilema de cantar o pensar. Elévame, elévame, elévame y no me sueltes nunca al rumor de lo que es. Desanda con mi lengua los espacios invisibles. Di con mis palabras cuanto habrá de aparecer. Diseca con un verso la belleza del instante. Haz reír un ángel y que Dios me cele. Oh bestial, cortante llamado del tormento poético. Haz de la sospecha pasión de mi escritura; que converjan en mi verbo los idiomas y las pieles, y en las vibraciones espantosas de mi sangre todos los candores de la inocuidad. Haz de mi existencia un estallido, un soplo de vocales, una idea fragante, un ya nunca jamás. Oh monstruoso llamado del surtidor poético. Haz de cada sílaba un lenguaje nuevo y con árboles y piedras un mundo a tu deseo. Haz del no sido el es y del devenir un retornar sin freno. Condéname a todo, oh torrente mágico de la poesía, menos al viciado misterio de lo exacto. Haz que mis canciones sobrevuelen la breve infinitud del universo. Oh demoníaco, oh bestial, oh fecundo y verbal llamado del poema.

Lengua de paraíso, 1992.


Moraima Guanipa

Para Moraima Guanipa (Venezuela, 1961) “escribir poesía es una forma de estar en el mundo”. Su obra poética gira en torno a la memoria, propia y ajena, la palabra como vivencia transmutada, y la ciudad y su latido cotidiano.

HECHOS DE POESÍA

Los poetas son seres frágiles.
Pueden desvanecerse de amor
o de demasiada vida.

Cuentan que un poeta murió
con solo pincharse el dedo
con la espina de una rosa.
Dicen que otro encontró
con una bala
el lugar exacto del corazón.
Hubo alguno que, insomne,
no atinó el tiro al blanco
al despedir su vida de cuarenta años.

Las poetas buscan medios más naturales
o domésticos.
Un frío lago recibió
la desesperación de una mujer
con piedras en los bolsillos.
Otra fue alga marina
y el mar la nombra en cada ola.
Otra respiró la muerte
invisible, incolora, del gas.

La muerte,
la desprestigiada muerte,
recibe con miedo esta fragilidad.
Teme este decir infinito
en el que una palabra, una sola palabra
llena de ecos al mundo.

Bogares, 1998.