Categoría: Literatura hispanoamericana

Julia de Burgos

La poesía de Julia de Burgos (Puerto Rico, 1914-1953) explora, en su vertiente más política, asuntos como el pasado colonial de Puerto Rico, el legado de la esclavitud y el imperialismo estadounidense. En el resto de su producción predomina el reconocimiento del valor de la inspiración poética, la defensa del pensamiento femenino y la deconstrucción de paradigmas paternalistas.

CANCIÓN AMARGA

Nada turba mi ser, pero estoy triste.
Algo lento de sombra me golpea,
aunque casi detrás de esta agonía,
he tenido en mi mano las estrellas.

Debe ser la caricia de lo inútil,
la tristeza sin fin de ser poeta,
de cantar y cantar, sin que se rompa
la tragedia sin par de la existencia.

Ser y no querer ser… esa es la divisa,
la batalla que agota toda espera,
encontrarse, ya el alma moribunda,
que en el mísero cuerpo aún quedan fuerzas.

¡Perdóname, oh amor, si no te nombro!
Fuera de tu canción soy ala seca.
La muerte y yo dormimos juntamente…
Cantarte a ti, tan solo, me despierta.

El mar y tú, 1954, póstumo.


Juan José Arreola

Maestro del cuento y la prosa breve, el mexicano Juan José Arreola (1918-2001) cultivó ocasionalmente, pero a lo largo de casi toda su vida de escritor, la poesía. De su obra lírica, en la que muestra predilección por las formas clásicas (sonetos, décimas…), destacan los poemas en que expresa su visión desapacible de la vida.

CANCIÓN

La canción más triste
quiero decirla sin voz.

La diré como un eco
que repite el dolor,
y llegará al corazón
sin caminar por la voz.

Tendrá en su silencio
la oscura palpitación
de las palabras que viven
sin deshojarse en la voz.

Como la fina lluvia
tendrá un lento compás
para que sea como un llanto
que se disuelve sin voz.

La canción más triste
quiero decirla sin voz.

Cinco sonetos, diez décimas, una canción, 1941.


Francisco Ruiz Udiel

En la obra del nicaragüense Francisco Ruiz Udiel (1977-2010), la poesía es transgresión del propio ser, una aventura en la que, enfrentando la soledad y la muerte del propio yo, el poeta se crea una nueva identidad.

EL POETA Y LOS SIGNOS

A Álvaro Urtecho

Uno deja de reconocer
al hombre en las palabras,
aquellas palabras que un día se levantaron
tras el peso de las piedras.

Las palabras desprenden signos
que el hombre cierne
sobre la persistente luz,
sobre la melodía que desiste en la hierba.

El olvido se filtra en cada signo,
y ese balbuceo final
—inaudible para todos—
son palabras que el hombre devuelve al mundo;
palabras que le fueron dadas al nacer,
convertidas ya en puentes, cavernas,
en hilos de arena y humo.

Algún día las palabras volverán a ser hombres,
otra vez puentes,
huellas contra el temblor de la vida,
túneles hacia la libertad.

Memorias del agua, 2011.


Efraín Jara Idrovo

La poesía de Efraín Jara Idrovo (Ecuador, 1926-2018) reflexiona sobre el tiempo, la soledad, la muerte, el lenguaje y la poesía, y escenifica el conflicto entre conciencia y mundo, vivido como nostalgia de la armonía original.

EL ESPEJO DE LA POESÍA

La imagen en la insomne vacuidad del espejo
devuelve intacta la perplejidad del mundo
pero en el espejo del lenguaje
es la realidad la que cambia
y se reordena
según el ritmo del chisporroteo de los signos

en la indiferencia del reflejo especular
la impavidez duplica
con glacial fidelidad
el abandono y las fluctuaciones
de lo que yace afuera
pero en el espejo febril de la poesía
avanza el mundo desde lo insondable
devolviendo la imagen
del vértigo y la incandescencia de las palabras

¡ay! porque toda extensión es extinción
el vaho de la caducidad
empaña la nitidez de este mágico espejo
¡espejo de la poesía!
espacio amenazado
por la perversa grieta del tiempo
ah si las palabras en vez de significar
tan sólo resplandecieran
si en vez de pretender comunicar
tan sólo nos conectaran con lo profundo
este espejo tampoco sería devorado
por la opacidad o el deshielo

aunque quizá este punto
en el que ya exceden
el desencanto y la dubitación a las certezas
convenga reconocer que la poesía es un espejismo
que el orden del mundo
no es la imagen de la tensión
y las configuraciones radiantes de los signos
sino que en el espejo ilusorio de la poesía
las palabras
aparentan desplegarse en música y reverberación
para evitar su volatilización en el vacío.

5-III de mil 990

El mundo de las evidencias, 1945-1998.


Celedonio Esteban Flores

Celedonio Esteban Flores (Buenos Aires, 1896-1947), poeta y letrista de tangos, es uno de los máximos representantes de la literatura lunfardesca. Optó por una “poesía fácil de expresión común” para cantar “el drama de todos los días”.

MUSA REA

No tengo el berretín de ser un bardo,
chamuyador letrao, ni de spamento;
Yo escribo humildemente lo que siento
y pa’ escribir mejor, lo hago en lunfardo.

Yo no le canto al perfumado nardo
ni al constelao azul del firmamento.
Yo busco en el suburbio sentimiento…
¡Pa’ cantarle a una flor, le canto al cardo!

Y porque embroco la emoción que emana
del suburbio tristón, de la bacana,
del tango candombero y cadencioso,

surge a torrentes mi mistonga musa.
¡Es que yo tengo un alma rantifusa
bajo esta pinta de bacán lustroso!

Cuando pasa el organito, 1935.