Categoría: VIII) Contemporáneos

José Teruel

La poesía de José Teruel (Melilla, 1959) hunde sus raíces en la poesía mística y en la tradición simbolista. Su lenguaje, esencial, es una meditación, depurada de toda anécdota, sobre el deseo, la ausencia o el tiempo.

ÍNCIPIT

El verbo cuando adviene
es el lugar donde solo acontece,
el jardín de granados
que cerca lo indecible.
No sabemos de qué palabra
hemos nacido, envite oscuro
que emerge a tientas,
en el borde sumido de la luz.
De esta letanía de voces
por una casa hoy deshabitada,
quiero rescatar la maraña inédita
que nuestros cuerpos alojaron,
el estado de gracia
anterior a cualquier plegaria.

Vertical de ausencia, 2021.


Basilio Sánchez

La poesía de Basilio Sánchez (Cáceres, 1958), austera y serena, contemplativa y lúcida, busca una aproximación a la esencia de las cosas. Echa raíces en la tradición simbolista, en su deseo de desentrañar lo secreto y desvelar el misterio.

AMO LO QUE SE HACE LENTAMENTE…

Amo lo que se hace lentamente,
lo que exige atención,
lo que demanda esfuerzo.

Amo la austeridad de los que escriben
como el que excava un pozo
o repara el esmalte de una taza.

Mi habla es un murmullo,
una simple presencia que en la noche,
en las proximidades del vacío,
se impone por sí sola contra el miedo,
contra la soledad que nos revela
lo pequeños que somos.

El poeta no ha elegido el futuro.
El poeta ha elegido descalzarse en el umbral del desierto.

He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes, 2019.


Jordi Doce

La poesía de Jordi Doce (Gijón, 1967) hunde su raíz en la tradición europea de la poesía meditativa y de la búsqueda de la trascendencia. Sus poemas suelen tener origen en alguna anécdota, a partir de la cual nos descubre un mundo complejo.

PARA VIVIR

La mano escribe para no morir.
O cuenta el mundo en sílabas contadas
para decir: aquí termina el mundo,
fuera impera la noche
y el frío de la noche,
el lento gotear de las estrellas
y su terco silencio impenetrable.

La mano escribe para no morir.
Semeja su hermana, la lengua,
envuelta en un temblor que no comprende,
ajena a la raíz que la redime.

La mano escribe para no morir.
O dice el mundo en sílabas contadas
para decir: aquí termina el mundo,
fuera impera la noche
y el frío de la noche,
quietud de lo que nunca vive o muere
pues nunca tuvo nombre.

Otras lunas, 2002.


Antonio Méndez Rubio

Antonio Méndez Rubio (Fuente del Arco, Badajoz, 1967) concibe la escritura poética como “un deseo de diseminación del yo”. Su obra entronca con el simbolismo y la vanguardia en su preocupación por explorar los límites del lenguaje a la hora de traducir la realidad.

VER CON PALABRAS…

Ver con palabras,
a su trasluz,
la palabra perdida:

designio no elegido
cepo no absurdo
éste de reinventar
otra forma más cruda
y más definitiva
de ceguera.

Trasluz, 2002.


Esperanza Ortega

La poesía de Esperanza Ortega (Palencia, 1953) se construye de espaldas a tendencias y escuelas, sin más guías que la intuición y el respeto al ritmo interior del poema. Sus versos invitan al lector a descubrir la belleza en lo pequeño y lo insólito en lo cotidiano.

ELLAS SÍ QUE TE ESPERAN…

Ellas sí que te esperan
ellas sí que regresan si las dejas volar

con tensa mansedumbre
van diciendo sus nombres

Cobijo
Lentitud
Vaivén
Entrega

Sometida Indeleble Guiadora

los pronuncian con miedo
—alguien ha maltratado
su humilde voz desnuda—

por eso les perdonas que callen tantas veces
que ninguna te diga cómo entraron en ti
por qué hueco insondable se abrió tu corazón

cómo burlan tu asedio
las cautivas
cuando husmeas a oscuras en sus nidos

Hilo solo, 1995.