Categoría: IV) Ilustración

José Cadalso

María de las Nieves Michaela Fourdinier, de Luis Paret

El gaditano José Cadalso (1741-1782) publicó sus poesías bajo el título de Ocios de mi juventud (1773), donde se percibe la influencia de la poesía bucólica y sentimental, de tono menor, a la manera del griego Anacreonte.

VUELVE, MI DULCE LIRA…

Vuelve, mi dulce lira,
vuelve a tu estilo humilde,
y deja a los Homeros
cantar a los Aquiles.
Canta tú la cabaña
con tonos pastoriles,
y los épicos metros
a Virgilio no envidies.
No esperes en la corte
gozar días felices,
y vuélvete a la aldea,
que tu presencia pide.
Ya te aguardan zagales
que con flores se visten,
y adornan sus cabezas
y cuellos juveniles.
Ya te esperan pastores,
que deseosos viven
de escuchar tus canciones,
que con gusto repiten.
Y para que sus voces
a los ecos admiren
y repitan tus versos
los melodiosos cisnes,
vuelve, mi dulce lira,
vuelve a tu tono humilde,
y deja a los Homeros
cantar a los Aquiles.

Ocios de mi juventud, 1973.


Gaspar Melchor de Jovellanos

Alegoría de las Bellas Artes, de Manuel Bayeu

El gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811) es la figura más importante de la Ilustración española. En su epístola A sus amigos de Salamanca invita a éstos al cultivo de una poesía comprometida con la ideología ilustrada.

JOVINO A SUS AMIGOS DE SALAMANCA

Est quodam prodire tenus, si non datur ultra.

(Horacio, Epis. I, lib. I, v. 32).

A vosotros, oh ingenios peregrinos,
que allá, del Tormes en la verde orilla,
destinados de Apolo, honráis la cuna
de las hispáneas musas renacientes;
a ti, oh dulce Batilo, y a vosotros,
sabio Delio y Liseno, digna gloria
y ornamento del pueblo salmantino;
desde la playa del ecuóreo Betis
Jovino el gijonense os apetece
muy colmada salud; aquel Jovino
cuyo nombre, hasta ahora retirado
de la común noticia, ya resuena
por las altas esferas, difundido
en himnos de alabanza bien sonantes,
merced de vuestros cánticos divinos
y vuestra lira al sonoroso acento;
salud os apetece en esta carta,
que la tierna amistad y la más pura
gratitud desde el fondo de su pecho
con íntima expresión le van dictando;
que pues le niega el hado el dulce gozo
de estrechar con sus brazos vuestros pechos,
de urbanidad y suave amor henchidos,
podrá al menos grabar en estas letras
la dulce sensación que en su alma imprime
del vuestro amor la tierna remembranza.