Tiempos difíciles, de Muhadin Kishev

La poesía del ruso Joseph Brodsky (1940-1996) se caracteriza por su carácter meditativo, metafísico; la obsesión por las contradicciones entre el espacio, el tiempo y los sentidos; y un dominio pocas veces igualado del ritmo.

MI VERSO MUDO, MI CALLADO VERSO…

Mi verso mudo, mi callado verso
pero aciago —mal le pesen las riendas—,
¿a dónde de este yugo iremos a quejarnos
y a quién decir la vida que llevamos?
Por mucho que, pasadas ya las doce, buscando
detrás de la cortina, con cerillas, el ojo de la luna,
expulses de los restos de tu mueca opaca
con la mano, en la mesa, de la locura el polvo.
Por mucho que embadurnes este engrudo escrito
más denso que la miel, ¿con quién quebrar
en la rodilla, o en el codo al menos,
una vez más, el trozo ya cortado, mi callado verso?

Parte de la oración, 1977. Traducción de Ricardo San Vicente.

DEDICATORIA

Ni tú, lector, ni el azul marino
detrás de la cortina, ni el arcón marrón,
ni el cambio del mejor tu-tu de bailarina,
ni de la lámpara el tallo en torsión
felina —como el carbón que da la mina
con la catástrofe de tren—
con lo que brota de mi pluma
nada tienen que ver.
Tú no existes para mí; a tu entender,
yo soy cirílica grafía, un decir…
Pero la sintonía entre dos sistemas de no ser
es más potente que en dos modos de existir.
Hojéame, por tanto, mientras no irrumpa
del himno el texto para el último viaje.
Tú eres todo o nadie, y es mutua
la anónima franqueza del lenguaje.

1987. Traducción de Ricardo San Vicente.