Sin título, de Lluis Naval

En España, el discípulo más aventajado de Charles Bukowski es Roger Wolfe (1962), escritor de origen británico, cuya poesía se sitúa entre el realismo sucio y el expresionismo.

LA TORTURA, VIEJO Y LITERARIO GÉNERO…

Me hablaba
del cielo de Esmirna,
de las doradas cúpulas
que alumbra la tarde veneciana,
del aire perfumado y cómplice de ciertas
umbrosas callejuelas tunecinas, la belleza
inenarrable de Florencia,
y —cómo iba a faltar—
de ese cafetín donde en Lisboa
martirizaba los versos el Poeta…

Hay gente en ocasiones que deseas
que fuera un libro, para así
poder cerrarla con un sonoro y seco
golpe de la mano, sin marcar la página,
y devolverla luego para siempre
al lugar en que por derecho
corresponde:

los mustios anaqueles
de una rancia biblioteca.

Días perdidos en los transportes públicos, 1992.

¿POÉTICA?

¿Por qué escribo?
Porque…
BLAISE CENDRARS

Las poéticas son un poco
como los preservativos:
si te tienes que parar,
más vale dejarlo para otro día.

Días perdidos en los transportes públicos, 1992.

POÉTICA NEGRA

Una pluma sigue siendo preferible
a tener que desempolvar
la Magnum 44.

Días perdidos en los transportes públicos, 1992.

SI ALGUIEN TE PREGUNTA ALGUNA VEZ, PUEDES RESPONDER POR MÍ

Escribo para gente que no tiene
otro sitio donde caerse muerta
que la superficie de un poema.

Hablando de pintura con un ciego, 1993.

EL HOMBRE DE ACCIÓN

Invertir cerca de un paquete
de cigarrillos
en la escritura
de un poema
de apenas ocho versos.
Pequeños riesgos
de la gran literatura
contemporánea.

Hablando de pintura con un ciego, 1993.

A NINGUNA PARTE

Los pensionistas hablan de trombosis
en los autobuses
o aguardan el final
en los bancos de los parques públicos,
entre excrementos de palomas y jeringas
ensangrentadas,
o me paran en la calle
ante escaparates llenos de electrodomésticos
para preguntarme la hora
e interesarse por la raza de mi perro.
Son las cinco de la tarde y todo
en la ciudad apesta a muerte.
Sé que es inútil. Llegar a casa,
ponerme aquí delante y redactar
quince o veinte líneas, qué más da,
esta especie de salvoconducto
a ninguna parte.

Hablando de pintura con un ciego, 1993.

NADA QUE HACER

Hay personas
que opinan
que el poema se parece
a un chiste.
Otros, sin embargo, consideran
que es más que nada un acto
de inteligencia.
Yo lo que creo es que la mayoría
de las ocasiones
se asemeja mucho
a la vida.
Ya lo veis.
Un chiste tonto.
O peor:
de mal gusto.

Hablando de pintura con un ciego, 1993.

METAFÍSICO ESTÁIS

El tipo dijo
con palabras elogiosas
que en el fondo
le agradezco:
«…he aquí el milagro
de una lírica
que se construye
en el vacío…»;
y miré los muros
de esta casa
que no es mía
y no hallé cosa
en que poner los ojos
que me ayudara
a pagar el alquiler.

Y tuve que darle
la razón.

Mensajes en botellas rotas, 1996.

EL POEMA

El poema a veces quiere arrancar
como un estornudo que no llega.
Te paras, esperas, lo sientes,
lo percibes, ya viene, ya viene,
está en camino, ya está aquí,
de un momento a otro va a estrellarse
contra la impoluta blancura
de la página… y se aborta.
Entonces puedes usar el papel
para redactar la lista de la compra
o doblarlo y dejarlo en un lado
de la mesa, o colocarlo otra vez
en el estante o el cajón,
como quien pliega el pañuelo sin usar
y se lo mete en el bolsillo
y sigue su camino
con la cabeza llena
de gaseosa desbravada
y un frustrante y fastidioso
picor en las narices.

Puede que después de todo
haya suerte; que no hayas pescado
un resfriado. O posiblemente
cualquier cosa peor.

Mensajes en botellas rotas, 1996.