El humor y la ironía son constantes en la poesía del madrileño Enrique Gracia Trinidad (1950). Poeta de lo cotidiano, considera que “la poesía no es para tratar temas elevados sino para elevar cualquier tema”.
CONTRA POÉTICAS ILUSAS
Un verso es siempre una aventura,
un juego peligroso
en el que acabas derrotado.
Crees terminarlo y, de repente,
no es tuyo, es algo ajeno, extraño, vivo,
pide otros versos para no estar solo
y parece que nunca se da por satisfecho.
Siempre tiempo, 1997.
SIC TRANSIT POÉTICA
Escribir un poema es confundir al tiempo,
engañar al misterio,
hurgar en esta herida
que cicatriza mal aunque es júbilo a veces.
Las palabras se evaden, navegan solitarias
al borde del papel que es el borde del mundo.
Las palabras renuncian a su cuerpo infinito,
aparecen extrañas a su propia textura.
Sin saber qué hallaremos, perseguimos la idea
en medio de la nada, como persigue el ciego
el tacto de los rostros, el aliento, el sonido.
Las palabras, más huérfanas que nunca, se desnudan,
son ruina descarnada, gesto, prisión hermosa,
laberinto en que el tiempo se pierde para siempre,
no alcanza a consolarnos, sangra más que respira.
Acabado el poema, es posible morir.
Guarde el verso la vida bajo su firme lápida.
Que la palabra quede como un bello cadáver.
Siempre tiempo, 1997.
RAZÓN DE ESCRIBIR
Escribir para un tiempo
en el que no estaremos para nadie,
y en el más favorable de los casos
seremos una máscara de polvo
maquillando los libros de alguna estantería.
Escribir para un siglo, si es que llega,
menos oscuro y torpe que este siglo.
Dejar impresa la memoria:
papel, disquetes, vidrio, cerámica esmaltada,
ámbar, cuarzo o moléculas de gas.
Hacer que las palabras naveguen al futuro
como si fuesen barcos de papel
que sobrevivan hoy a su naufragio.
Escribir por si alguien, algún día,
tiene un dolor de corazón idéntico
o sufre una alegría semejante.
Siempre tiempo, 1997.