Francisco Madariaga (Argentina, 1927-2002), poeta vinculado a la revista A partir de cero, encontró en el surrealismo “una dirección del espíritu”. En sus versos hallamos rebelión y belleza.
ARTE POÉTICA
No podríamos sostenernos con esta piel y este polvo gemebundo, guitarrera de
[grandes desgracias.
Sólo no hay trampa para la orden de hacer fuego hasta que todo arda.
Los puentes están artillados y sólo los cruzan caballeros blancos vestidos con
[el aire de un muerto que posee la victoria final.
Totalmente entorpecidos por la belleza de su sangre.
El pequeño patíbulo, 1954.
LOS POETAS OFICIALES
¿Amoldáis vuestra esfera a lo más mínimo del porvenir?
Perros enanos entecos, tenéis a vuestro servicio
los escribientes nacionales, pajarracos de la patria.
Canasteros de los frutos del odio, no estoy
arrepentido de tener a mi servicio las joyas y los frutos del deseo.
Principitos destronados de toda sangre de composición en la naturaleza.
Eugenios, Equis, Clauditos, perritos de ceniza.
Las jaulas del sol, 1960.
NUEVA ARTE POÉTICA
No soy el espectral, ni el sangriento, ni el cautivo, ni el libre, ni el trompudo de labios de lata, ni el acordeón del mal-ayer, ni la blancura del futuro, ni el bobalicón del espacio, ni la academia de los astros, ni el planetario de las correspondencias.
Yo soy aquel que tiene los deseos del celo de la tierra.
Aquel que tiene los cabellos del lado del amor.
El peinador de los pocos retratos de desgracia.
El cacique de la boca arrojada sobre el lecho de la mujer que sangra.
¡Manantial para mis heridas!, que no son más que cosas de hadas.
¡Buen beber para mis ojos!, que no son más que sombras de desgracias,
[devueltas por el agua.
¡Loor terrestre a mis amigos y hermanas con temblores de bocas de duraznos,
[besadas por el agua!
El delito natal, 1963.