La poesía cubana de la revolución tiene en Roberto Fernández Retamar (1930) a uno de sus más ortodoxos representantes. Es uno de los fundadores del coloquialismo hispanoamericano.
ARTE POÉTICA PARA REGALAR
Rápido, denles la onda,
Díganles por dónde va la cosa:
No quieren quedarse atrasados,
Ellos, que las otras veces
Llegaron tarde a las palabras,
Y cuando lo de la mierda
Andaban todavía por los lirios;
Háblenles de la maraña,
Que seguramente tendrán listo en media hora
El poema contra la burocracia,
Contra los que discriminan a los otros
(Ahora que ellos no tienen dónde
Excluir también a los otros);
Rápido, denles la onda,
Ayúdenlos a lograr ese poema
Salvaje, audaz,
Apenas
Atrasado.
Uno escribe un poema, 1949-69.
ARTE POÉTICA
En vano cortejo los lápices, miro la máquina
De escribir con voluntariosa ternura de oficinista reciencasado.
En vano leo o me digo cosas que debieran amontonarse en esto de la poesía.
Sin embargo, basta que se muera alguien,
Que vea lo que no debiera haber visto,
Que sienta lo que no debiera sentir,
Para que, sin encomendarme a lápiz ni a máquina,
Aparezca de repente, y haya que estar molestando a la gente
Pidiendo papelitos y lapiceros,
O garabateando en las transferencias
Cosas que a lo mejor no voy a poder descifrar después
(¿Qué dice aquí?).
Mejor hubiera sido haber nacido médico —o no haber nacido—.
Historia antigua, 1965.
PALABRAS SIN CANCIÓN
¿Adónde han ido, me pregunto a ratos,
Esas palabras con que se hacían los versos
Memorizados con más tenacidad
Que la siesta de un fauno?
Palabras como
Marfileño, opalescente, doquiera,
Horrísono fragor, corcel, doncella.
Tan orondas, parecían por lo menos
Los guardianes mismos de la poesía.
Y ya ven: ahora, olvidadas en libros de gruesa pasta,
Apenas se estremecen cuando alguien, como nosotros hoy,
Las acaricia de lejos, para recordar y sonreír un poco.
Buena suerte viviendo, 1965.
DEBER Y DERECHO DE ESCRIBIR SOBRE TODO
Absurda la idea de que sólo puedes escribir sobre lo que te ha ocurrido
(Lo pequeño, lo ínfimo que le ha ocurrido a ese cuerpo, a esa vida entre sus fechas),
Como si todo no te hubiera ocurrido, como si
Hubiera una tarde que no cayera para ti,
Como si todos los imperios destruidos, aventados por los desiertos, devorados por las selvas,
No hubieran conducido hasta ti;
Como si el más lejano astro, extraviado al borde del universo,
Y también los astros que hoy ya no existen,
Y las nebulosas pensativas,
No hubieran trabajado, sabiéndolo o sin saberlo,
Para ti, para este instante, para este poema
Que se escribe gracias al aliento exhalado por Miranda o por Jenofonte,
Con un trozo sobrante de Casiopea.
Algo semejante a los monstruos antediluvianos, 1970.