Para el cordobés Leopoldo de Luis (1918-2005), la poesía es “respirar por la herida”. Sus versos son de corte clásico y temática social. Perteneció a aquella juventud que en la inmediata posguerra “estimó que no era justo cultivar una poesía de refinamiento y lujo verbal ignorando el sufrimiento y la represión”.
LAS PALABRAS SON VUESTRAS: LAS HICISTEIS…
Las palabras son vuestras: las hicisteis
para mí con el barro y la esperanza,
con el dolor, con el amor de todos
los días. Las palabras
con que ahora puedo yo ordenar mi mundo,
ponerme en claro con mí mismo, manan
de antiguas fuentes vuestras. Fuisteis rocas
abiertas para el agua
al toque milagroso. Ahora las tomo
como herencia sagrada.
Con ellas voy a edificar un hueco
de luz, una ventana
donde asome la pobre vida muda,
la vida ciega. Muda y ciega estaba
la vida. Cada hombre fue añadiendo
una voz, una luz. Ahora se alza
la mía. Temerosamente tomo
mi turno. Casi nada
puedo añadir, ¿acaso
este humano dolor tiene importancia?
¿No es como otros, como todos?
Esta menuda y encendida lava
del pequeño volcán oculto
en mi pecho ¿no se repite en cada
hombre? Yo he de añadir ahora
teñida de mi sangre una palabra
al tronco vivo de la voz que espera
los sucesivos brotes de mañana.
Y me paro a escuchar: el tiempo,
aire de oscuras ráfagas,
pasa arrancando llanto o música
de mi pequeña rama.
Juego limpio, 1961.