Para el mexicano Pedro Serrano (1957) “lo que hace todo poema es desplazar sentidos, desfijar el lado racional de la lengua”; de ahí que titule a su poesía reunida como Desplazamientos. En sus versos, la intensidad emocional no está reñida con el rigor formal.
LA LLUVIA SECA
A veces el poema es un derrumbe,
un lento y doloroso desprendimiento,
una oscura y escandalosa caída de piedras.
Como una lluvia seca
la cascada de rocas se despedaza
no en el aire sino dentro de sí misma
y el poema es ese polvo de piedra amontonada,
ese duro esqueleto de la lluvia
en donde apenas puede respirarse.
El poema se graba como costra:
no es aquel lento movimiento de ola,
polvo de espuma sobre la caída,
lento despedazarse de las cosas.
Es las estrías de tierra,
los mojones y plantas revolcadas,
la rota sequedad en el silencio posterior,
el hueco desolado en la pared descubierta.
El poema es la costra,
la imagen al final despedazada,
la ruina de esa imagen.
El miedo, 1986.