Reprimenda, fotografía anónima

La poesía de Ángel González (Oviedo, 1925-2008), realista y narrativa, pesimista o nostálgica, supuso la superación, mediante el escepticismo y la ironía, de la poesía social de los años 50. Sin embargo, nunca abandonó la voluntad de testimonio histórico ni eludió temas como la soledad del hombre en el áspero mundo.

ME FALTA UNA PALABRA, UNA PALABRA…

Me falta una palabra, una palabra
sólo.
Un niño pide pan; yo pido menos.
Una palabra dadme, una sencilla
palabra que haga juego
con…
Qué torpes
mujeres sucias me interrumpen
con su lento
llorar…

Comprended: cualquiera de vosotros,
olvidada en sus bolsos, en su cuerpo,
puede tener esa palabra.
Cruza más gente rota, llegan miles
de muertos.

La necesito: ¿No veis
que sufro?
Casi la tenía ya y vino ese hombre
ceniciento.

Ahora…
¡Una vez más!
Así no puedo.

Áspero mundo, 1956.

VOZ QUE SOLEDAD SONANDO…

Voz que soledad sonando
por todo el ámbito asola,
de tan triste, de tan sola,
todo lo que va tocando.

Así es mi voz cuando digo
–de tan solo, de tan triste–
mi lamento, que persiste
bajo el cielo y sobre el trigo.

–¿Qué es eso que va volando?
–Sólo soledad sonando.

Áspero mundo, 1956.

SONETO A ALGUNOS POETAS

Todas vuestras palabras son oscuras.
Avanzáis hacia el hombre con serena
palidez: miedo trágico que os llena
la boca de palabras más bien puras.

Decís palabras sórdidas y duras:
«fusil», «muchacha», «dolorido», «hiena».
Lloráis a veces. Honda es vuestra pena.
Oscura, inútil, triste entre basuras.

España es una plaza provinciana
y en ella pregonáis la mercancía:
«un niño muerto por una azucena».

Nadie se para a oíros. Y mañana
proseguiréis llorando. Día a día.
… Impura, inútil, honda es vuestra pena.

Áspero mundo, 1956.

OTRO TIEMPO VENDRÁ DISTINTO A ÉSTE…

Otro tiempo vendrá distinto a éste.
Y alguien dirá:
«Hablaste mal. Debiste haber contado
otras historias:
violines estirándose indolentes
en una noche densa de perfumes,
bellas palabras calificativas
para expresar amor ilimitado,
amor al fin sobre las cosas
todas.»

Pero hoy,
cuando es la luz del alba
como la espuma sucia
de un día anticipadamente inútil,
estoy aquí,
insomne, fatigado, velando
mis armas derrotadas,
y canto
todo lo que perdí: por lo que muero.

Sin esperanza, con convencimiento, 1961.

A VECES

Escribir un poema se parece a un orgasmo:
mancha la tinta tanto como el semen,
empreña también más, en ocasiones.
Tardes hay, sin embargo,
en las que manoseo las palabras,
muerdo sus senos y sus piernas ágiles,
les levanto las faldas con mis dedos,
las miro desde abajo,
les hago lo de siempre
y, pese a todo, ved:
no pasa nada.

Lo expresaba muy bien César Vallejo:
“Lo digo, y no me corro.”

Pero él disimulaba.

Breves acotaciones para una biografía, 1971.

AHÍ, DONDE FRACASAN LAS PALABRAS

Poeta de lo inefable.

Logró expresar finalmente
lo que nunca dijo nadie.

Lo condenaron a muerte.

Breves acotaciones para una biografía, 1971.

METAPOESÍA

POÉTICA
a la que intento a veces aplicarme.

Escribir un poema: marcar la piel del agua.
Suavemente, los signos
se deforman, se agrandan,
expresan lo que quieren
la brisa, el sol, las nubes,
se distienden, se tensan, hasta
que el hombre que los mira
–adormecido el viento,
la luz alta–
o ve su propio rostro
o –transparencia pura, hondo
fracaso– no ve nada.

ORDEN. (POÉTICA
a la que otros se aplican.)

Los poetas prudentes,
como las vírgenes –cuando las había–,
no deben separar los ojos
del firmamento.
¡Oh, tú, extranjero osado
que miras a los hombres:
contempla las estrellas!
(El Tiempo, no la Historia.)
Evita
la claridad obscena.
(Cave canem.)
Y edifica el misterio.
Sé puro:
no nombres; no ilumines.
Que tu palabra oscura se derrame en la noche
sombría y sin sentido
lo mismo que el momento de tu vida.

CONTRA-ORDEN. (POÉTICA
por la que me pronuncio ciertos días.)

Esto es un poema.

Aquí está permitido
fijar carteles,
tirar escombros, hacer aguas
y escribir frases como:

Marica el que lo lea,
Amo a Irma,
Muera el…
(silencio),
Arena gratis,
Asesinos,
etcétera.

Esto es un poema.
Mantén sucia la estrofa.
Escupe dentro.

Responsable la tarde que no acaba,
el tedio de este día,
la indeformable estolidez del tiempo.

POÉTICA N.º 4

Poesía eres tú,
dijo un poeta
–y esa vez era cierto–
mirando al Diccionario de la Lengua.

Muestra corregida y aumentada de algunos procedimientos narrativos y de las actitudes sentimentales que habitualmente comportan, 1977.

A LA POESÍA

Ya se dijeron las cosas más oscuras.
También las más brillantes.
Ya se enlazaron las palabras como
cabellos, seda y oro en una misma trenza
–adorno de tu espalda transparente–.
Ahora,
tan bella como estás,
recién peinada,
quiero tomar de ti lo que más amo.
Quiero tomarte
–aunque soy viejo y pobre–
no el oro ni la seda:
tan sólo el simple, el fresco, el puro
(apasionadamente), el perfumado,
el leve (airadamente), el suave pelo.
Y sacarte a las calles,
despeinada,
ondulando en el viento
–libre, suelto, a su aire–
tu cabello sombrío
como una larga y negra carcajada.

Muestra corregida y aumentada de algunos procedimientos narrativos y de las actitudes sentimentales que habitualmente comportan, 1977.

ODA A LOS NUEVOS BARDOS

Mucho les importa la poesía.
Hablan constantemente de la poesía,
y se prueban metáforas como putas sostenes
ante el oval espejo de las oes pulidas
que la admiración abre en las bocas afines.

Aman la intimidad, sus interioridades
les producen orgasmos repentinos:
entreabren las sedas de su escote,
desatan cintas, desanudan lazos,
y misteriosamente,
con señas enigmáticas que el azar mitifica,
llaman a sus adeptos:
Mira, mira

Detrás de las cortinas,
en el lujo en penumbra de los viejos salones
que los brocados doran con resplandor oscuro,
sus adiposidades brillan pálidamente
un instante glorioso.
Eso les basta.

Otras tardes de otoño reconstruyen
el esplendor de un tiempo desahuciado
por deudas impagables, perdido en la ruleta
de un lejano Casino junto a un lago
por el que se deslizan cisnes, cisnes
cuyo perfil

–anotan sonrientes–
susurra, intermitente, eses silentes:
aliterada letra herida,
casi exhalada

puesto que surgida
de la aterida pulcritud del ala

en un S. O. S. que resbala
y que un peligro inadvertido evoca.
¡Y el cisne-cero-cisne que equivoca

al agua antes tranquila y ya alarmada,
era tan sólo nada-cisne-nada!

Pesados terciopelos sus éxtasis sofocan.

Muestra corregida y aumentada de algunos procedimientos narrativos y de las actitudes sentimentales que habitualmente comportan, 1977.

A UN JOVEN VERSIFICADOR

Nada te importa la verdad,
y eso no basta para ser poeta.

Para ganar las cimas del Olimpo
confías en tus amigos:
tantos y tan tontos
que acabaron metiéndote en sus antologías.

¿O lo hicieron adrede?
En cualquier caso,
merced a sus esfuerzos
tu estupidez –antes
celebrada tan sólo entre iniciados–
ya es pública y notoria.

Dales las gracias, pero desconfía.

Prosemas o menos, 1985.

ESTOS POEMAS

Estos poemas los desencadenaste tú,
como se desencadena el viento,
sin saber hacia dónde ni por qué.
Son dones del azar o del destino,
que a veces
la soledad arremolina o barre;
nada más que palabras que se encuentran,
que se atraen y se juntan
irremediablemente,
y hacen un ruido melodioso o triste,
lo mismo que dos cuerpos que se aman.

Otoños y otras luces, 2001.

LA VERDAD DE LA MENTIRA

Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas,
y una voz cariñosa le susurró al oído:
–¿Por qué lloras, si todo
en ese libro es de mentira?
Y él respondió:
–Lo sé,
pero lo que yo siento es de verdad.

Nada grave, 2008.