Construcción nº 2, de Carlos Cruz Díez

El conflicto entre la realidad y la ilusión, el paso del tiempo, las trampas de la memoria, son algunos de los temas que recorren la poesía del venezolano Guillermo Sucre (1933).

SINO GESTOS

plume solitaire éperdue
Mallarmé

Las notas que tomo en mi memoria
y luego olvido o traslado
torpemente,
desasistido ya
de ese relámpago que enardecía mi infancia,
las veo llenarse de ruinas, frases
que no logro hilvanar
con hechizo,
y así se deslizan,
discurren con crueldad.
Lo extraño: su tenaz compañía,
los gestos, los sueños que hacen
nacer en mí
y las furias, las cóleras
que en mí sepultan.
Para decirlo todo: añaden no
la confusión
sino el espejo
transparente
del fracaso.
Donde me miro y reconozco
mi nombre.

La mirada, 1970.

PARA EMPEZAR: NO MORIREMOS DE POESÍA…

para empezar: no moriremos de poesía

nadie tiene la palabra aunque hablen
o todos la tienen aunque callen

poetas de su tiempo llegan a destiempo

me voy con los que parten y no regreso

anuncio a los que nada anuncian

el ojo del poeta se adueña del mundo
que reAparece

condenados a la realidad por la realidad
que inventamos
(realidad, realidad, no me abandones)

En el verano cada palabra respira en el verano, 1976.

ESCRIBO CON PALABRAS QUE TIENEN SOMBRA PERO NO DAN SOMBRA…

Escribo con palabras que tienen sombra pero no dan sombra
apenas empiezo esta página la va quemando el insomnio
no las palabras sino lo que consuman es lo que va ocupando la realidad
el lugar sin lugar
la agonía el juego la ilusión de estar en el mundo

la ilusión no es lo que hace la realidad sino la ráfaga encendida
simulacros donde ocurren las ceremonias
intercambios del fulgor del vacío del deseo

ya no hay sitio para la escritura porque ella es el sitio mismo
de lo que se borra
no descubrimos el mundo lo describimos en su terca elusión

ya no volveré al mar pero el mar vive en esa ausencia
que es el mar cuando la palabra lo dice
y se derrama sobre la página como una mano
ya no estaré en el bosque sino en la hoja que escribo
y entreveo su ramaje pasa el viento
ya no habrá más verano sino sol que devora a la memoria
y viene la gran noche de la arena que cubre los ojos
y sólo podemos leer lo que no estaba escrito

La vastedad, 1988.