La poesía de Luz Méndez de la Vega (Guatemala, 1919-2012) se caracteriza por el lenguaje recio, vigoroso, ajeno a las sensiblerías y a los juegos verbales. Desde una perspectiva rebelde, feminista y honesta, analiza las tradiciones y mitos y rechaza todo lo que hay en ellos de discriminatorio.
PRÓLOGO
Pronto fui expulsada
del coro de las voces claras,
cuando ya había
perdido el derecho
al canto del solo.
Colgué al hombro
mi voz
–agria y ronca–
como un arma,
y me fui
por los caminos
transitados por el grito.
De allí, también,
salí proscrita
por mi voz opaca
incapaz
de alturas y violencia.
Desde entonces,
camino por extravíos
con mi voz
muerta
atada al cuello;
e, inútilmente, trato
–muda para siempre–
de hablar, cantar
o gritar
con torpes gestos.
Eva sin Dios, 1979.