Vagabundo, de Enrique Zañartu

La poesía de Humberto Díaz Casanueva (Chile, 1906-1992), cercana al surrealismo, se caracteriza por la indagación en la condición humana, a través de un lenguaje hermético, con atrevidas imágenes y tono dramático.

FROTÁNDOME LIJA LEO UN MENSAJE HERIDO

(FRAGMENTO)

Yo no quiero escribir
Poemas
Sino salmodias
Emblemas
Tactos purificantes de
Signos
Rebosantes de silencio
Yo quiero escribir
Oralmente
Me pongo la boca
Desprendida de una Estatua
¡Habla oh escritura
Reconstituida!
Siento
Exhalaciones de
Lenguas
Encaramadas en el
Eco
Quiero emitir mi
Aliento
Chirriante de
Palabras
En el oído de un
Hombre
Que no se dé cuenta
No son palabras
Son raspaduras
Del ave del Agüero
Mis ojos son un poco
Táctiles
Mis manos se secan
En medio de
Sombrías acechanzas
Mis pies están
Envueltos en una
Telaraña que suena
Mi corazón sube y
Baja
En un agua dorada
Saboreándola
Hasta que aparece el
Bronce
Llamándonos /
Ahora
El viento tiene una
Pelambre fúnebre
Husmeo
Restos de hosannas
Mis sentidos
Ya no son
Puramente
Escamas de mi Ser
Los verídicos se
Asocian
Al habla secreta de
Las Quimeras
“Mira
Creo que he envejecido
Los hongos caminan
Sobre mi piel”
“Sí
Uno acaba por hartarse
De su propia
Agonía”
El agua produce
Negruras del
Olvido
El Tigre
Más y más rayas
A veces
Veo que la Luna
Tiene
Mis dos remos
Sólo he producido
Un torbellino de
Calaveras
En el corazón del
Hombre

El Hierro y el Hilo, 1980.