Famoso sobre todo por sus narraciones legendarias tituladas Tradiciones peruanas, Ricardo Palma (1833-1919) fue también poeta. No llegó a considerarse más que un mediano versificador y se avergonzaba de los excesos románticos de sus libros juveniles. En sus libros de madurez, como Verbos y gerundios, usó del verso para exponer su pensamiento.
LA POESÍA
–¿Es arte del demonio o brujería
esto de escribir versos? –le decía,
no sé si a Calderón o Garcilaso
un mozo más sin jugo que el bagazo–.
Enséñeme, maestro, a hacer siquiera
una oda chapucera.
–Es preciso no estar en sus cabales
para que un hombre aspire a ser poeta;
pero, en fin, es sencilla la receta.
Forme usted líneas de medida iguales,
luego en fila las coloca juntas
poniendo consonantes en las puntas.
–¿Y en el medio? –¿En el medio? ¡Ese es el cuento!
Hay que poner talento.
Verbos y gerundios, 1870-1878.