Mujer en la playa, de José Moreno Villa

El poeta y pintor malagueño José Moreno Villa (1887-1955) contribuyó a la superación del Modernismo al optar por una expresión “lo más directa posible y con vocablos de mi época”. Más tarde, asumiría el espíritu lúdico e innovador de las Vanguardias, en especial del ultraísmo y del surrealismo.

RITMO ROTO

He perdido el ritmo
y solo veo fealdad:
deshechas las arquitecturas;
los colores sin separar;
las palabras, vasos
rotos, que cortan la verdad.
He perdido el ritmo
y sólo veo mi maldad.
No entiendo mis palabras viejas
ni tampoco lo que es suspirar.
El bien se quebró en mi alma
y no lo pegaré jamás.

¿Son los años?, ¡dime!
Yo sólo sé meditar;
y acaso, acaso se deforme
el mundo con el pensar.
¡Dime! ¡Dime! ¿Dónde hallo el ritmo
de dulce y hondo compás?

¿En el mundo de las personas?
¿En la selva montaraz?
¿En el río, en el cielo? ¿En dónde?

Dios me pudiera mandar
un afinador, de su cielo,
para este armonio que anda mal:
que decae, disuena y chilla,
y es, la avellana de mi mal.

Evoluciones, 1918.

COMO QUIERA QUE EL DESTINO ES EL DESTINO…

Como quiera que el destino es el destino,
voy a sembrar una voz, la mía, en el huerto.

Ya he dibujado en el aire
y he colgado mi sombrero en distintas estrellas.

Hay que sembrar la voz,
y ver si nace con hojas verdes o moradas,
y con olor de menta o de lavanda.

Carambas, 1931.

EPÍLOGO

Verbo, verbo y no más, sólo palabras.
Eso soy, eso eres, eso somos
dentro de la ventana.
Por eso cuando miras tu interior
no ves nada tangible;
ni luz ni cuerpo, ni color ni aire;
una gran oquedad
donde hierve la vida del vocablo;
donde hierve la vida.
La vida es el vocablo
y ser hombre consiste
en unir las palabras sabiamente
y destacar aquellas que cabalgan
sobre el mundo exterior y el intramundo.
El verbo está en la cima;
es niño y es señor.
Su imagen más cercana es el poeta.

La noche del verbo, 1942.