El peruano José Santos Chocano (1875-1934) ambicionó convertirse en el poeta de América. La geografía y la naturaleza americanas son cantadas en sus versos con todos los excesos retóricos del modernismo exteriorista más grandilocuente.
BLASÓN
Soy el cantor de América autóctono y salvaje:
mi lira tiene un alma, mi canto un ideal.
Mi verso no se mece colgado de un ramaje
con vaivén pausado de hamaca tropical…
Cuando me siento Inca, le rindo vasallaje
al Sol, que me da el cetro de su poder real;
cuando me siento hispano y evoco el Coloniaje,
parecen mis estrofas trompetas de cristal…
Mi fantasía viene de un abolengo moro:
los Andes son de plata, pero el León, de oro,
y las dos castas fundo con épico fragor.
La sangre es española e incaico es el latido;
¡y de no ser Poeta, quizá yo hubiera sido
un blanco aventurero o un indio emperador!
Alma América, 1906.
SÍMBOLO
Pasan por mis estrofas los virreyes egregios
y las líricas damas de otros tiempos de amor;
pero, en verdad, si entonces canto los llorilegios
y las fiestas galanas, canto un canto mayor
cuando me dan las selvas vírgenes sus arpegios
y su orgullo los Incas y Pizarro su ardor,
y así soy, cu la pompa de mis cánticos regios,
algo precolombino y algo conquistador.
Soy épico dos veces; y estoy enamorado
del Sol que hay en mi fina coraza de soldado
y del león rampante que ilustra mi broquel:
tal el verso en que canto del virrey la fortuna,
es un Sol que en las tardes le da un beso a la Luna
o un león que en los labios tiene un poco de miel.
Alma América, 1906.
TROQUEL
No beberé en las linfas de la castalia fuente,
ni cruzaré los bosques floridos del Parnaso
ni tras las nueve hermanas dirigiré mi paso:
pero, al cantar mis himnos, levantaré la frente.
Mi culto no es el culto de la pasada gente,
ni me es bastante el vuelo solemne del Pegaso:
los trópicos avivan la flama en que me abrazo,
y en mis oídos suena la voz de un Continente.
Yo beberé en las aguas de caudalosos ríos,
yo cruzaré otros bosques lozanos y bravíos,
yo buscaré a otra Musa que asombre al Universo.
Yo de una rima frágil haré mi carabela;
me sentaré en la popa; desataré la vela;
y zarparé a las Indias, como un Colón del verso.
Alma América, 1906.