La poesía de Eduardo Hurtado (México, 1950) se propone explorar el mundo desde la emoción y desde la ironía, con un lenguaje antirretórico, y en resuelta complicidad con el lector.
LITERATURA
Nacida contra el blanco:
sueña mares y tierras,
velocidad, estanques,
historias con futuro
–el futuro impaciente
de una puesta de sol.
En su pizarra
caben las curvas y las rectas,
el horizonte al fondo,
el mapa de los fósiles,
las huellas de algún pájaro.
Pero está cerca:
es la línea en el polvo,
la vida de los muertos;
es la voz que convoca
a danzar otra vez
junto a la piedra.
Sus normas no son ley.
Se gasta y se recrea.
Es un código vasto
como el sueño y el agua.
Comienza en el misterio
–y no lo niega.
Puntos de mira, 1997.
POÉTICA
Aspirar al silencio
y oponerse al dominio
de la palabra flor
sin omitir
las cuatro apariciones
de su nombre.
Puntos de mira, 1997.
ES DE PESSOA (AUNQUE TAMBIÉN LO NIEGA)
Pero finge sin fingimiento…
PESSOA
No es mío, no es mío
lo que escribo.
¿Con quién estoy en deuda?
¿De quién soy el heraldo?
¿Por qué insisto en mentir
y firmo con mi nombre
lo que jamás fue mío,
lo que alguien más me dio?
Pero si no hay remedio,
si mi destino es ser
la vida de otra voz
que en mí quiere vivir,
debo darle las gracias
a quien me ha separado
del silencio y el polvo.
Sólo he sido
y seré
la sombra del que tañe,
un fingidor.
Las diez mil cosas, 2004.