Fragmentos en rojo, de Ricardo Mazal

La poesía de Francisco Hernández (México, 1946) asombra por la multiplicidad de registros, así como por la insólita capacidad de hacer suyos los moldes poéticos más variopintos. Es además un maestro de la écfrasis.

RADIOGRAFÍA

este poema huele a esperma
a sudor de negra
a pantalón traído de la tintorería:
al amanecer
sabe a vodka con hielo
a camarón gigante
o simplemente a madres.
es más ligero que el sexo de una hormiga
pero no se puede amplificar
ni humedecer
dada su calidad de combustible

Portarretratos, 1976.

FADE OUT

Cuando era niño
yo quería ser
un poeta maldito
¿tú a qué jugabas?

Portarretratos, 1976.

HASTA QUE EL VERSO QUEDE

Quitar la carne, toda,
hasta que el verso quede
con la sonora oscuridad del hueso.
Y al hueso desbastarlo, pulirlo, aguzarlo
hasta que se convierta en aguja tan fina,
que atraviese la lengua sin dolencia
aunque la sangre obstruya la garganta.

En las pupilas del que regresa, 1991.

HECHO DE MEMORIA

Para Jorge Esquinca

El poeta no duerme:
viaja por la cuerda del tiempo.

El poeta está hecho de memoria:
por eso lo deshace el olvido.

El poeta no descansa:
el tiempo lo desgasta
para probar que existe.

En las pupilas del que regresa, 1991.