Pintura de Cordelia Urueta

Jorge Cuesta (México, 1904-1942) es conocido como el gran crítico literario del grupo «Contemporáneos». Su obra poética es escasa: comprende poco más de cuarenta poemas breves, en gran parte sonetos, y un poema de mayor aliento titulado Canto a un dios mineral. Concibió la poesía como manifestación de la inteligencia y no de los afectos.

UNA PALABRA OSCURA

Primera versión

En la palabra habitan otros ruidos,
como el mudo instrumento está sonoro
y a la avaricia congelada en oro
aún enciende el ardor de los sentidos.

De una palabra obscura desprendidos,
la clara funden al ausente coro
y pierden su conciencia en el azoro
preso en la libertad de los oídos.

Cada voz de ella misma se desprende
para escuchar la próxima y suspende
a unos labios que son de otros el hueco.

Y en el silencio en que zozobra,
dura como un sueño la voz, vaga y futura,
y perpetua y difunta como un eco.

UNA PALABRA OSCURA

Segunda versión

En la palabra habitan otros ruidos,
como el mudo instrumento está sonoro
y al inhumano dios interno el lloro
invade y el temblor de los sentidos.

De una palabra obscura desprendidos
la clara funden al ausente coro
y pierden su conciencia en el azoro
preso en la libertad de los oídos.

Cada voz de ella misma se desprende
para escuchar la próxima y suspende
a unos labios que son de otros el hueco.

Y en el silencio en que sin fin murmura,
que es el lenguaje, por vivir futura,
que da vacante a una ficción un eco.

UNA PALABRA OSCURA

Tercera versión

En la palabra habitan otros ruidos,
como el mudo instrumento está sonoro
y la templanza que encerró el tesoro
el enjambre sólo es de los sentidos.

De una palabra vaga desprendidos,
la cierta funden al ausente coro
y pierden su conciencia en el azoro
preso en la libertad de los oídos.

Cada voz de ella misma se desprende
para escuchar la próxima y suspende
a unos labios que son de otros hueco.

Y en el silencio en que se dobla y dura
como un sueño la voz está futura
y ya exhausta y difunta como un eco.

DE OTRO FUE LA PALABRA —ANTES QUE MÍA

De otro fue la palabra —antes que mía—
que es el espejo de esta sombra, y siente
su ruido, a este silencio, transparente,
su realidad, a esta fantasía.

Es en mi boca su substancia, fría,
dura, distante de la voz y ausente,
habitada por otra diferente,
la forma de una sensación vacía.

Al fin es la que hoy, obscura y vaga,
otra prolonga en mí, que no se apaga,
sino igual a sí misma oye su sombra

al hallarla en el ruido que la nombra
y en el oído hace crecer su hueco
más profundo cavándose en el eco.