El almeriense Francisco Villaespesa (1877-1936) fue uno de los más fervientes seguidores del poeta Rubén Darío en España. En sus versos cultivó los temas y las formas del decadentismo y del modernismo exteriorista.

OFERTORIO

En esas horas íntimas de gran recogimiento,
cuando escuchamos hasta girar agonizante,
en torno de la lámpara que alumbra vacilante,
como una mariposa, un vago pensamiento.

Cuando en la mano helada de una tristeza inmensa
el corazón sentimos temblar, aprisionado,
como un latir medroso de pájaro asustado
y el alma está en la pluma, sobre el papel suspensa.

Cuando en el gran silencio nocturno se percibe
el hálito más tenue, el son más fugitivo,
y se funden en uno los cien ecos dispersos.

Alguien dice a mi oído, con voz muy baja: –¡Escribe!…
Y yo entonces, llorando y sin saberlo, escribo
esas cosas tristes que algunos llaman versos.

Rapsodias, 1899-1900.

¡BÁRBARA MUSA DE COTURNO TRÁGICO…!

¡Bárbara Musa de coturno trágico,
engendro de Medea y de Saturno;
todo se seca y muere bajo el mágico
influjo destructor de tu coturno!

Mi sangre de pavor se paraliza
cuando en mis castas soledades, Musa,
en las cortinas del umbral se eriza
tu espantosa cabeza de Medusa!

A tu presencia tiembla el alma entera;
y atacado de súbita ceguera
por sendas laberínticas me pierdo…

Y en las sombras sin fin que me rodean,
siento que se despiertan y hormiguean
las víboras hambrientas del recuerdo!

«Fiebres, I», La musa enferma, 1901.

LOS PANALES DE ORO

Para libar miel de amor,
mi verso, como una abeja,
volaba de flor en flor.

¡Labio que gustó su miel,
al recordarlo, se queja,
sintiendo nostalgias de él!

Alma romántica y pura
que entras en mis colmenares,
para gustar la dulzura
de mis antiguos cantares,

tarde vienes… Duras penas
han secado mis amores…
¡Como ya no quedan flores,
se murieron mis colmenas!

Los panales de oro, 1912.