El colombiano José Asunción Silva (1865-1896) es, entre los poetas de la primera generación del Modernismo, el que más se adentra en el ámbito del simbolismo. De ahí su gusto por la expresión misteriosa, vaga, sugerente y de cadenciosa musicalidad. Otros rasgos de su poesía son la obsesión por el tiempo, el recuerdo y la muerte, y el tono elegíaco.

LAS ARPAS

Va la brisa por valles y collados
Y cargada de aromas y silencio
No lleva, entre sus alas invisibles,
Ni una voz —ni una música —ni un eco.
Pero en oscuro bosque retirado
Patria de las dríadas y los genios,
En alto tronco suspendida encuentra
Arpa eolia de místicos acentos,
Al pasar vibra en las sonoras cuerdas
Del dulce y melancólico instrumento
Y van sus sosegadas armonías
A perderse a lo lejos!

El alma del poeta es delicada
Arpa —que cuando vibra el sentimiento
En sus cuerdas sensibles—se estremece
Y produce sus cantos y sus versos.

Intimidades, 1880-1884.

AL OÍDO DEL LECTOR

No fue pasión aquello,
Fue una ternura vaga
Lo que inspiran los niños enfermizos,
Los tiempos idos y las noches pálidas.

El espíritu solo
Al conmoverse canta:
Cuando el amor lo agita poderoso
Tiembla, medita, se recoge y calla.

Pasión hubiera sido
En verdad; estas páginas
En otro tiempo más feliz escritas
No tuvieran estrofas sino lágrimas.

El libro de versos, 1891-1896.

ARS

El verso es vaso santo. Poned en él tan sólo,
Un pensamiento puro,
En cuyo fondo bullan hirvientes las imágenes,
Como burbujas de oro de un viejo vino oscuro!

Allí verted las flores que en la continua lucha
Ajó del mundo el frío,
Recuerdos deliciosos de tiempos que no vuelven,
Y nardos empapados en gotas de rocío.

Para que la existencia mísera se embalsame
Cual de una esencia ignota,
Quemándose en el fuego del alma enternecida,
De aquel supremo bálsamo basta una sola gota!

El libro de versos, 1891-1896.

UN POEMA

Soñaba en ese entonces en forjar un poema,
De arte nervioso y nuevo obra audaz y suprema,

Escogí entre un asunto grotesco y otro trágico
Llamé a todos los ritmos con un conjuro mágico

Y los ritmos indóciles vinieron acercándose,
juntándose en las sombras, huyéndose y buscándose,

Ritmos sonoros, ritmos potentes, ritmos graves,
Unos cual choques de armas, otros cual cantos de aves,

De Oriente hasta Occidente, desde el Sur hasta el Norte
De metros y de formas se presentó la corte.

Tascando frenos áureos bajo las riendas frágiles
Cruzaron los tercetos, como corceles ágiles

Abriéndose ancho paso por entre aquella grey
Vestido de oro y púrpura llegó el soneto rey,

Y allí cantaron todos… Entre la algarabía,
Me fascinó el espíritu, por su coquetería

Alguna estrofa aguda que excitó mi deseo,
Con el retintín claro de su campanilleo.

Y la escogí entre todas… Por regalo nupcial
Le di unas rimas ricas, de plata y de cristal.

En ella conté un cuento, que huyendo lo servil
Tomó un carácter trágico, fantástico y sutil,

Era la historia triste, desprestigiada y cierta
De una mujer hermosa, idolatrada y muerta,

Y para que sintieran la amargura, exprofeso
Junté sílabas dulces como el sabor de un beso,

Bordé las frases de oro, les di música extraña
Como de mandolinas que un laúd acompaña,

Dejé en una luz vaga las hondas lejanías
Llenas de nieblas húmedas y de melancolías

Y por el fondo oscuro, como en mundana fiesta,
Cruzan ágiles máscaras al compás de la orquesta,

Envueltas en palabras que ocultan como un velo,
Y con caretas negras de raso y terciopelo,

Cruzar hice en el fondo las vagas sugestiones
De sentimientos místicos y humanas tentaciones…

Complacido en mis versos, con orgullo de artista,
Les di olor de heliotropos y color de amatista…

Le mostré mi poema a un crítico estupendo…
Y lo leyó seis veces y me dijo… No entiendo!

El libro de versos, 1891-1896.

LA VOZ DE LAS COSAS

¡Si os encerrara yo en mis estrofas,
Frágiles cosas que sonreís,
Pálido lirio que te deshojas,
Rayo de luna sobre el tapiz
De húmedas flores, y verdes hojas
Que al tibio soplo de Mayo abrís,
Si os encerrara yo en mis estrofas,
Pálidas cosas que sonreís!

¡Si aprisionaros pudiera el verso,
Fantasmas grises, cuando pasáis,
Móviles formas del Universo,
Sueños confusos, seres que os vais,
Ósculo triste, suave y perverso
Que entre las sombras al alma dais,
Si aprisionaros pudiera el verso,
Fantasmas grises, cuando pasáis!

El libro de versos, 1891-1896.