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Rafael Lasso de la Vega

Mujer con abanico, de María Blanchard

Rafael Lasso de la Vega (Sevilla, 1890-1958) se inició en el modernismo, que abandonaría pronto para sumarse con entusiasmo a la aventura vanguardista. El dadaísmo y, sobre todo, el ultraísmo, tienen en él a uno de sus mejores representantes.

YO SOY EL QUE COMPRENDE, EL QUE ADORA Y SUSPIRA…

Yo soy el que comprende, el que adora y suspira.
Toda la primavera canta en mi corazón.
Siento con la armonía de la tierra que gira
y en el azul del cielo con la constelación.

Voy sobre los abismos, bajo el cielo, en Pegaso
volando, atento al ritmo de mi música interna;
y las formas se ofrecen, sagradas a mi paso,
con la expresión cendrada de su belleza eterna.

Porque todo en el mundo es bello eternamente,
y cada instante tiene su inefable emoción.
Canto con las estrellas, suspiro con la fuente
y sueño con la luna la célebre visión.

¡Oh, celeste visión del alma mía pura,
y de mi corazón, que sueña, iluminado
por el amor divino, por la eterna hermosura,
ante el tiempo infinito y el más allá ignorado!

Admiro la belleza del mundo… la alegría
profunda de las cosas, y el profundo dolor…
Sobre mi pecho alienta la divina armonía
como brisa que pasa y estremece la flor.

Un sol eterno y puro me alumbra noche y día…
¡Porque en mi corazón está el amor!

De «Las emociones inefables», en El corazón iluminado y otros poemas, 1919.


Tomás Morales

Mediodía, de Néstor

Al poeta grancanario Tomás Morales (1884-1921) le debemos uno de los más importantes libros del posmodernismo español, Las rosas de Hércules (1919; 1922), en el que cantó con brillantez léxica y musicalidad orquestal la grandeza del océano.

LA ESPADA

A Santos Chocano

Yo he forjado mi acero sobre el yunque sonoro,
al musical redoble del martillo potente;
y he adornado, en mis noches de trabajo paciente,
con líricos emblemas su cazoleta de oro.

Su rica empuñadura vale todo un tesoro,
y su hoja, fina y ágil, pulida y reluciente,
al girar en el aire vertiginosamente,
brilla al sol con la ráfaga fugaz de un meteoro…

Yo quise que en mi verso, como en mi espada, hubiera
románticos ensueños y cánticos triunfales
–la gloria por escudo y el amor por cimera–

como aquellos famosos hidalgos medioevales,
que acoplaban los hilos de una gentil quimera
al épico alarido de las trompas marciales…

Las rosas de Hércules, 1919; 1922.


Ramón de Basterra

El chico de la carretilla, de Joan Sandalinas

La obra del poeta novecentista Ramón de Basterra (Bilbao, 1888-1928) trata sobre el paisaje, las gentes, las tradiciones y la historia del pueblo vasco; también sobre el destino, fecundo, de los pueblos hispánicos, la Sobrespaña. En lo formal, pasa por variados estilos: barroquismo, poesía pura, futurismo…

OFICIOS

Sombra. Callejas frescas con fachas de hidalgo:
trapos en los balcones de leño azul. Hay algo
que recuerda el silencio de oro de las colmenas.
Se labora moviendo a los labios apenas.
¿Durango, Azcoitia, Luno? Viven, triunfan las manos,
tejiendo cuerda, urdiendo la sandalia de aldeanos,
la alpargata. Igualmente mudos, entre madera
fresca, que como en rizos de propia cabellera,
se envuelve en sus virutas, labran los ebanistas.
En el camino quiebran las rígidas aristas
de los cantos, tric, trac, tric, los picapedreros;
indican, aijada alta, la rúa, los boyeros.
¿Quién dijo descontento en este bello mundo?
¡Amad, dulces hermanos de oficios, con profundo
amor, la piedra, el leño, la cuerda, que el destino
os puso entre las manos, como llavín divino
para que el universo sus tesoros os abra!
Por cuerda, leño y piedra, yo tengo la palabra.

La sencillez de los seres, 1923.


León Felipe

leonfelipe

Al margen de la poesía deshumanizada de su generación, los versos del zamorano León Felipe (1884-1968) se caracterizan por su tono profético y su contenido político.

PRECEPTIVA POÉTICA

I

Poesía…,
tristeza honda y ambición del alma…
¡cuándo te darás a todos… a todos,
al príncipe y al paria,
a todos…
sin ritmo y sin palabras!…

II

Deshaced ese verso,
quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma…
Aventad las palabras…
y si después queda algo todavía,
eso
será la poesía.

III

Más bajo, poetas, más bajo…
hablad más bajo
no gritéis tanto
no lloréis tan alto
si para quejaros
acercáis la bocina a vuestros labios,
parecerá vuestro llanto
como el de las plañideras, mercenario.

IV

Y si el verso
poetas cortesanos
si el verso como el hombre
no fuese de cristal
sino de barro.

Versos y oraciones del caminante, 1917.


Ramón Pérez de Ayala

El trabajo intelectual, de Aurelio Arteta

El ovetense Ramón Pérez de Ayala (1880-1962) es uno de los más destacados novelistas del Novecentismo. Su poesía, de ascendencia modernista, es ideológica y conceptual, pero no desdeña la emoción humana.

OFRENDA

En verde boscaje, quimérico moro,
que es nido de ensueños y fuente de amores:
las rosas de púrpura y fuego, las flores
sangrientas, deshojo en mi cáliz de oro.

Mi triste ferminge su canto sonoro
entona, y mis versos ritman ruiseñores,
que gozan mis dichas, lloran mis dolores
y ensalzan en salmos de amor lo que adoro.

Laureles simbólicos aroman mi estancia,
el viejo Anacreonte sus vinos escancia,
un sátiro ostenta su torso broncíneo,

sonríe el dios Término, la luz es difusa,
y en mármol pantélico te erijo allí ¡oh Musa!
el ara en que oficio mi culto apolíneo.

1902.