Etiqueta: grupo «Contemporáneos»

Carlos Pellicer

La títere, de Carlos Orozco Romero

La poesía de Carlos Pellicer (México, 1899-1977) huye de la tendencia a la introspección que caracteriza a sus compañeros del grupo Contemporáneos. Él es un poeta esencialmente visual, sensual y colorista. Su americanismo y su profundo sentimiento religioso son consustanciales a su obra.

POESÍA

Poesía, verdad, poema mío,
fuerza de amor que halló tus manos, lejos
en un vuelo de junios pulió espejos
y halló en la luz la palidez, el frío.

Yo rebosé los cántaros del río,
paré la luz en los remansos viejos,
di órdenes a todos los reflejos;
Junio perfecto dio su poderío.

Poesía, verdad de todo sueño,
nunca he sido de ti más corto dueño
que en este amor en cuyas nubes muero.

Huye de mí, conviérteme en tu olvido,
en el tiempo imposible, en el primero
de todos los recuerdos del olvido.

Hora de junio, 1937.


Salvador Novo

Autorretrato del artista adolescente, de Emilio Baz Viaud

Los elementos que definen el lirismo de Salvador Novo (México, 1904-1974), destacado miembro del grupo de los Contemporáneos, son la circunstancia, la ironía y la desolación.

LA RENOVACIÓN IMPOSIBLE

Todo, poeta, todo –el libro,
ese ataúd– ¡al cesto!
y las palabras, esas
dictadoras.

Tú sabes lo que no consignan
la palabra ni el ataúd.

La luna, la estrella, la flor
¡al cesto! Con dos dedos…
¡El corazón! Hoy todo el mundo
lo tiene…

Y luego el espejo hiperbólico
y los ojos, ¡todo, poeta!
¡al cesto!
Mas ¿el cesto…?

XX poemas, 1925.


Jaime Torres Bodet

Allá cuelga mi vestido, de Frida Khalo

Jaime Torres Bodet (1902-1974) formó parte del grupo Contemporáneos, de México. Su poesía revela la objetivación de actitudes emotivas ante la vida, su encarnación en imágenes que les dan valor poético y las hacen asequibles al lector.

POESÍA

¿Con qué invisible tinta
simpática te habían
escrito en mí las fechas
los sueños y las causas
–para que no te vieran
los ojos de los hombres–
reservado mensaje,
trémula poesía?

Yo me creía exento
del tiempo y del espacio,
eterno como el texto
de un pensamiento claro;
cuando empezó una llama
retórica a morderme
y vi, entre los renglones
que el fuego deshacía,
aparecer la firma
del Rey desesperado
que, desde un siglo muerto,
decreta mis acciones,
envenena mis odios
y poda mis enigmas.

Secreto codicilio
de un testamento falso,
verdad entre pudores,
confesión entre líneas.
¿Quién te escribió en mi pecho
con invisible tinta,
amor que sólo el fuego
revela cuando toca,
dolor que sólo puede
leerse entre cenizas,
decreto de qué sombra,
póstuma poesía?

Cripta, 1937.