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Carles Riba


Carles Riba (Barcelona, 1893-1959) concibe la creación poética como una ofrenda amorosa, en que el poeta se entrega junto con sus trazos, sus palabras. Representa dentro de la literatura catalana el primer empeño por conseguir una poesía pura, sin referencias explícitas a la realidad.

DON DEL POEMA

¿A quién, si no a ti,
diré, Amor, la hora llorada en la soledad invisible,
en donde el imposible deseo crece y calla,
donde el verde es nocturno y todo astro inseguro
y sed de mayor sed hace imposible el deseo?

¡Tú me llamas, regio amor verdadero!
Puedo huir: todo lazo se quema en tu llama encendida;
ay, y morir: todo fruto me ha sido dado en tu dulzura.
Pero quedo en tu vida, nazco a lo que más vale
desde el secreto corazón de tu dulzura.

Vivo, no por anteriores sueños,
te traeré, Amor, el poema inefable,
sino por la hora tuya, pura en su extremo tallo,
y por el trabajo humilde que mis manos hicieron
para imitar la flor –¡oh poema inefable!

Del juego y del fuego, 1946. Traducción de Paulina Crusat.


Rosa Chacel

Paisaje otoñal con fuente, de Timoteo Pérez Rubio

La narradora y poeta vallisoletana Rosa Chacel (1898-1994), miembro de la generación del 27, optó por una poesía intelectual y de gran contención verbal. En el siguiente poema, expresa su ideario en términos nietzcheanos, defendiendo la literatura apolínea frente a la dionisíaca.

APOLO

Habitante de los anchos portales
donde el laurel de la sombra oculta el arpa de la araña,
donde las losas académicas,
donde las arcas y las llaves mudas,
donde el papel caído
recubre el polvo de frágil terciopelo.

¡El silencio dictado por tu mano,
la línea entre tus labios sostenida,
tu suprema nariz exhalando un aliento
como brisa en las praderas,
por gemelas vertientes recorriendo los valles de tu pecho,
y en torno a tus tobillos un espacio
pálido como el alba!

¡Eterna, eternamente un universo a imagen tuya!
Con la frente a la altura de tu plinto,
viniendo de aritméticas vacías como claustros,
de cielos oprimidos como flor entre páginas,
¡eternamente! dije, y desde entonces,
¡eternamente! digo.

Beso a mi voz, que expresa tu mandato,
la suelto y voy hacia ti, como paloma
obediente en su vuelo,
libre en la jaula de tu ley.

El trazo de tu norma, en el basalto
de mi inocencia oscura,
el paso de tu flecha ¡para siempre!
Y hasta el fin tu soberbia.
Sobre mí, solo eterno
tu mandato de luz, Verdad y Forma.

Versos prohibidos, 1978.


Pedro Salinas

Mujer desnuda recostada, de Pere Creixams Picó

El madrileño Pedro Salinas (1892-1951) concibió la poesía como un modo de acceso a las honduras de la realidad, a la esencia de las cosas y experiencias vitales. Autenticidad, belleza e ingenio son, en ese orden, los tres valores que más apreciaba en la poesía.

ESTOS DULCES VOCABLOS CON QUE ME ESTÁS HABLANDO…

Estos dulces vocablos con que me estás hablando
no los entiendo, paisaje,
no son los míos.
Te diriges a mí con arboledas
suavísimas, con una ría mansa y clara
y con trinos de ave.
Y yo aprendí otra cosa: la encina dura y seca
en una tierra pobre, sin agua, y a lo lejos,
como dechado, el águila,
y como negra realidad, el negro cuervo.
Pero es tan dulce el son de ese tu no aprendido
lenguaje, que presiente el alma en él la escala
por donde bajarán los secretos divinos.
Y ansioso y torpe, a tu vera me quedo
esperando que tú me enseñes el lenguaje
que no es mío, con unas incógnitas palabras
sin sentido.
Y que me lleves a la claridad de lo incognoscible,
paisaje dulce, por vocablos desconocidos.

Presagios, 1923.


Dámaso Alonso

Don Quijote de la Mancha, de Joaquín Peinado

Dentro de la poesía pura hay que situar la obra inicial del madrileño Dámaso Alonso (1898-1990). Ya en la posguerra, escribe Hijos de la ira (1944), obra fundamental en lo que él mismo denominó poesía desarraigada, es decir, la de aquellos para quienes el mundo es “un caos y una angustia, y la poesía una frenética búsqueda de ordenación y de ancla”.

CÓMO ERA

¿Cómo era, Dios mío, cómo era?
JUAN R. JIMÉNEZ

La puerta, franca.
Vino queda y suave.
Ni materia ni espíritu. Traía
una ligera inclinación de nave
y una luz matinal de claro día.

No era de ritmo, no era de armonía
ni de color. El corazón la sabe,
pero decir cómo era no podría
porque no era forma, ni en la forma cabe.

Lengua, barro mortal, cincel inepto,
deja la flor intacta del concepto
en esta clara noche de mi boda,

y canta mansamente, humildemente,
la sensación, la sombra, el accidente,
mientras Ella me llena el alma toda!

Poemas puros, poemillas de la ciudad, 1921.


Emilio Ballagas

Danza afrocubana, de Mario Carreño

En los años 30, la obra de Emilio Ballagas (1908-1954) participa de las dos corrientes principales de la poesía vanguardista cubana: la poesía pura y la poesía negra. Más tarde, sus versos se teñirán de preocupaciones metafísicas y religiosas, sin renunciar por ello a la hermosura del lenguaje.

…Y MI CANTO

Se apagaron de pronto las campanas,
enmudecieron hoscos los balcones
y se espantó la luz en brusco vuelo.

Tendí con la mirada
luz sobre los caminos.
Y canté a pulmón vivo:
en cada nota iba un trozo de mí mismo.

Salpicando colores
sacudí en mil gorjeos
mi propio corazón…

…Y las puertas
se abrieron en triunfo,
hicieron eco todas las campanas,

y vino el pájaro de la alborada
a picotear estrellas en mi mano,
a posarse cantando en mi índice.

Júbilo y fuga, 1931.