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Manuel Alegre

Sin título, de Armanda Passos

La poesía del portugués Manuel Alegre (1936) persigue las “señales de la esencia del mundo que a veces se revelan en la palabra poética”. Sus libros más populares, escritos en la década de los 60, denuncian los males de la guerra colonial y de la dictadura salazarista.

CÓMO SE HACE UN POEMA

Yo hice mi poema con muchas cosas.
Rompí retratos abrí un pozo
en la llanura. Habité muchos cuadernos.
Fui a la guerra y morí. Fui a la guerra y volví.
Con muchas cosas hice mi poema.

Mané ¿en dónde dejaste mi primer verso?
Mané rimaba siempre con por qué. ¿Por qué?
Mi tía se murió despacio despacio.
Ese día aprendí el sustantivo muerte.
Con muchas cosas hice mi poema.

Algunas no las digo. ¿Para qué decirlas?
Por ejemplo: rimaba estrelas con procelas.
En las rimas era libre. Vinieron a prenderme a prenderlas
y descubrí otra rima para estrelas: celas.
Con muchas cosas hice mi poema.

Campanillas nocturnas ¿por qué no me llaman?
Mis amigos silbaban siempre a media noche
Coimbra era una europa llena de trenes.
Campanillas nocturnas ¿por qué no me llaman?
Con muchas cosas hice mi poema.

Partí vestido de soldado. Yo vi Lisboa
llena de lágrimas. Y un avión se quedó
mucho tiempo volando entre lágrimas y nubes
mi amada llorando en el aeropuerto triste.
Con muchas cosas hice mi poema.

Mi amigo murió. Ya dije cómo fue.
La mina reventó mi amigo se quedó
con las tripas fuera encima de un árbol.
Aprendí en tercera persona el verbo morir.
Con muchas cosas hice mi poema.

Vi soldados con las manos llenas de sangre
y eso fue demasiado. Y tuve que aprender
en primera persona el verbo matar. Desde entonces
hay ciertos adjetivos que me duelen mucho.
Con muchas cosas hice mi poema.


Anacleto Olo Mibuy

Fusión tribal al ritmo de tambores, de Eva Alcaide

Con el título de Gritos de libertad y de esperanza, reunió en 1987 sus poemas más significativos el antropólogo guineano Anacleto Olo Mibuy (1951), impulsor de la identidad bantú y propagador del afroiberoamericanismo. Su obra expresa el sufrimiento de su pueblo bajo el azote de una dictadura cruel.

LA VOZ DE LOS OPRIMIDOS

Mis poesías serán leídas un día,
debajo de mis árboles,
sin techos ni barnices de aire.

Será la vieja acurrucada
con su cestón de memorias iletradas.

Leerán los árboles fingidos
de muertos injustos,
y la tierra se moverá espesando
la melancolía de un nuevo sol.

En las tumbas se alzarán
esqueletos de negros invisibles
sentados en su banco de condenados.

Entonces mi poesía acusará
pondrá en cada boca de hueso, la sentencia
y el látigo macabro de penitencia.

Se levantarán todos los muertos
y los huérfanos tullidos de miseria;
algún dedo de papel aplastado
señalará entre los vivos de la historia
el asesino de la Libertad.

Allí se leerá mi poesía fúnebre
y mis líneas de Libertad cruel,
cantarán las gestas sepultadas
en cada flor y en cada árbol.

Muertos y vivos de corazón arañado
de cualquier negra injusticia,
mis poesías llamarán a la resurrección
con la voz de los que no la tuvieron,
con la voz de los oprimidos.

Antología de la literatura guineana, 1984.


Washington Delgado

Sin título, de Ramiro Llona

El centro temático de la poesía de Washington Delgado (Perú, 1927-2003) es, en palabras de Javier Sologuren, “el destino humano en su condición social, dentro de una patria y un mundo que se desgarran en incesante conflicto”.

LOS AMORES HUMILDES

Yo no canto la rosa,
canto otra cosa.

La belleza menuda
de un parquecillo
que buscan los amantes
y aman los niños.

El sol y la alegría
que se pasean
con cada caminante
por la arboleda.

Las piedras verdinosas,
la fuente quieta
(un tiempo fue de agua
hoy es de hierba).

Yo no canto la rosa,
en mi parque pequeño
canto otra cosa.

Parque, 1965.


Etelvina Astrada

Asfixia por ascensión, de Jorge de la Vega

La poesía de Etelvina Astrada (Argentina, 1930-1999) está marcada por la ira solidaria y dolorosa y el amor carnal y visionario. En 1978, dio a conocer, en la antología Poesía política y combativa argentina, las voces críticas con la dictadura argentina.

EL POETA COMO LOS PÁJAROS…

El poeta como los pájaros
recoge las desperdigadas migas
que la gente deja al pasar.
¡Es tan cotidiana el hambre de su alma!

Atizando la lumbre, 1996.


Donato Ndongo-Bidyogo

Figura de antepasado fang

Autor de “poemas rabiosos”, profundamente enraizados en el sufrimiento de su pueblo, Donato Ndongo-Bidyogo (Guinea Ecuatorial, 1950) ha contribuido, desde la investigación y la docencia, a un mejor conocimiento de la literatura ecuatoguineana, que tiene en él a uno de sus más importantes creadores.

CÁNTICO

Yo no quiero ser poeta
para cantar a África.
Yo no quiero ser poeta
para glosar lo negro.
Yo no quiero ser poeta así.

El poeta no es cantor de bellezas.
El poeta no luce la brillante piel negra.
El poeta, este poeta no tiene voz
para andares ondulantes de hermosas damas
de pelos rizados y caderas redondas.

El poeta llora su tierra
inmensa y pequeña
dura y frágil
luminosa y oscura
rica y pobre.

Este poeta tiene su mano atada
a las cadenas que atan a su gente.
Este poeta no siente nostalgia
de glorias pasadas.
Yo no canto al sexo exultante
que huele a jardín de rosas.
Yo no adoro labios gruesos
que saben a mango fresco.

Yo no pienso en la mujer encorvada
bajo su cesto cargado de leña
con un niño chupando la teta vacía.
Yo describo la triste historia
de un mundo poblado de blancos
negros
rojos y
amarillos
que saltan de charca en charca
sin hablarse ni mirarse.

El poeta llora a los muertos
que matan manos negras
en nombre de la Negritud.
Yo canto con mi pueblo
una vida pasada bajo el cacaotero
para que ellos merienden cho-co-la-te.

Si su pueblo está triste,
el poeta está triste.
Yo no soy poeta por voluntad divina.
El poeta es poeta por voluntad humana.

Yo no quiero la poesía
que solo deleita los oídos de los poetas.
Yo no quiero la poesía
que se lee en noches de vino tinto
y mujeres embelesadas.

Poesía, sí.
Poetas, sí.
Pero que sepan lo que es el hombre
y por qué sufre el hombre
y por qué gime el hombre.

1974. En Antología de la literatura guineana, 1984.