La poesía de Emilio Carrere (1881-1947) gozó de gran popularidad, al recrear con ironía y desenfado los excesos de la vida bohemia. Los poetas malditos franceses son sus maestros reconocidos.
CANCIONERO DE AYER
Yo fui un niño enfermizo, pálido y enlutado,
que demasiado pronto conoció la tristeza
del trágico y grotesco dolor de la pobreza.
Yo he dormido en los bancos de un parque abandonado.
Y con la flor de toda la andante picardía
aprendí que la vida es demasiado dura,
cuando hay que conquistarla en constante aventura,
venciendo a la miseria un día y otro día.
Yo fui un niño enfermizo, pálido y mendicante,
sin otro camarada que algún can trashumante
del arroyo, en la eterna, negra desolación.
El dolor fue el maestro que me enseñó a ser bueno,
¡pobre niño poeta!, y ¡floreció en el cieno
mi verso, como un lirio divino de emoción!
La canción de las horas, 1923.