Etiqueta: Romanticismo

Alfred de Musset

Rolla, de Henri Gervex (cuadro inspirado en el poema narrativo homónimo de Musset)

La poesía de Alfred de Musset (1810-1857) evoluciona desde un romanticismo mesiánico, que busca ser expresión de aspiraciones de progreso político y social, a otro más intimista, centrado en la conciencia individual y en la pasión amorosa.

IMPROMPTU

En respuesta a la pregunta: ¿Qué es la poesía?

Ahuyentar los recuerdos, fijar el pensamiento,
sobre un bello eje de oro mantenerlo oscilante,
inquieto e inseguro, mas sin embargo quedo,
acaso eternizar el sueño de un instante.
Amar lo puro y lo bello y buscar su armonía;
escuchar en el alma el eco del talento;
cantar, reír, llorar, solo, al azar, sin guía;
de un suspiro o una sonrisa, de una voz o mirada,
hacer obra exquisita, pletórica de gracia,
de una lágrima perla: esa es la pasión
del poeta en la tierra, su vida y su ambición.

1939. Nuevas poesías, 1836-1952. Traducción de M. Álvarez y otros.


Juan Clemente Zenea

Paisaje de Cataluña, de José Joaquín Tejada

Juan Clemente Zenea (Cuba, 1832-1871), antecedente americano de Bécquer, en opinión de Lezama Lima, es el representante central del segundo romanticismo cubano, más íntimo y sutil.

LAS TRES NOVIAS DEL POETA

(Del alemán.)
A Ramón de Armas y C.

Tres novias tiene el poeta:
La primera es la mañana,
Rubia virgen que se envuelve
En un manto de oro y plata.
Y la segunda es la tarde,
La beldad morena y lánguida
Que con gasas de luz fúlgida
Adorna su frente pálida.
–¿Cuál es la tercera entonces?
–La noche, la más amada,
La que entre blondas de luna
Soñolienta y triste pasa.
Cuando llega la primera
Con las puntas de sus alas
Hace vibrar los idilios
Sobre las cuerdas del arpa.
Al beso de la segunda
Salen del fondo del alma
Con la voz del sentimiento
Los romances y baladas.
La tercera viene luego
La bella musa elegiaca,
Y le brinda en copa de oro
La inspiración de las lágrimas.

Cantos de la tarde, 1860.


Manuel de Cabanyes

Visión satírica del juicio final, de Eugenio Lucas Velázquez

El barcelonés Manuel de Cabanyes (1808-1833) planteó una poesía de espíritu romántico desde un clasicismo formal y temático. Defendió la independencia moral del poeta y ensayó nuevos metros, imitando ritmos propios de la métrica latina.

LA INDEPENDENCIA DE LA POESÍA

Eu nunca consenti que a minha lyra
fosse lyra de cortes:
a verdad, a so unica verdade
soube inspirar-me o canto.
FRANCISCO MANOEL

Como una casta ruburosa virgen
se alza mi Musa, y tímida las cuerdas
pulsando de su arpa solitaria,
suelta la voz del canto.

¡Lejos, profanas gentes! No su acento
del placer muelle corruptor del alma
en ritmo candencioso hará suave
la funesta ponzoña,

¡Lejos, esclavos! Lejos: no sus gracias
cual vuestro honor trafícanse y se venden;
no en sangri-salpicados techos de oro
resonarán sus versos.

En pobre independencia, ni las iras
de los verdugos del pensar la espantan
de sierva a fuer; ni, meretriz impura,
vil metal la corrompe.

Fiera como los montes de su Patria,
galas desecha que maldad cobijan:
las cumbres vaga en desnudez honesta;
¡mas guay de quien la ultraje!

Sobre sus cantos la expresión del alma
vuela sin arte: números sonoros
desdeña y rima acorde; son sus versos
cual su espíritu, libres.

Duros son, mas son fuertes, son hidalgos
cual la espada del bueno: y nunca, nunca
tu noble faz con el rubor de oprobio
cubrirán, madre España,

cual del cisne de Ofanto los cantares
a la reina del mundo avergonzaron,
de su opresor con el infame elogio
sus cuitas acreciendo.

¡Hijo cruel, cantor ingrato! El cielo
le dio una lira mágica y el arte
de arrebatar a su placer las almas
y de arder los corazones;

le dio a los héroes celebrar mortales
y a las deidades del Olimpo… El eco
del Capitolio altivo aun los nombres,
que él despertó, tornaba,

del rompedor de pactos inhonestos
Régulo, de Camilo, el gran Paulo
de su alma heroica pródigo, y la muerte
de Catón generosa.

Mas cuando en el silencio de la noche
sobre lesbianas cuerdas ensayaba,
en nuevo son, del triunviro inhumano
la envilecida loa;

se oyó, se oyó (me lo revela el Genio)
tremenda voz de sombra invincada
que: ¡Maldito, gritó, maldito seas,
desertor de Filipos!

Tan blando acento y a la por tan torpe
tuyo había de ser, que el noble hierro
de la Patria en sus últimos instantes

lanzando feamente,

¡deshonor!, a tus pies, hijo de esclavo,
confiaste la salud: ¡maldito seas!
Y la terrible maldición las ondas

del Tíber murmuraban.

Preludios de mi lira, 1833.


Mariano José de Larra

Venus Anadiomene, de Antonio María Esquivel

La poesía de Mariano José de Larra (Madrid, 1809-1837) es continuadora  en gran medida de la lírica dieciochesca: Meléndez es el modelo de sus anacreónticas; Quintana o Lista, de sus odas filosóficas;  y Jovellanos o Moratín, de su Sátira contra los malos versos de circunstancias.

QUIERO CANTAR LAS LIDES…

ANACREÓNTICA

Quiero cantar las lides
en cítara entonada
sonando el eco horrendo
de fúnebres batallas.
Mas rebelde mi lira
cuando mi mano airada
la pulsa, a Fili bella,
sólo a mi Fili canta.
En balde, en balde quiero
las épocas pasadas
renovar en mi lira
y antiguas las hazañas.
Amor las cuerdas todas
sacude con sus alas
y obstinado celebra
la bella que le encanta.
En balde yo las cuerdas
ardiendo en ira y rabia
una y otra y mil veces
despechado mudara.
Sólo a la linda Fili
cuando yo la pulsaba,
sólo sus quince hermosos
amor con ella alaba.
Suena, pues, lira mía,
tus voces acordadas
hoy el natal de Fili
den a los ecos blandas.
Y al vibrarlas Favonio
vuele y con dulce calma
en su cabello de oro
deposite sus auras.
Vuele el amor a Fili
y entréguele su aljaba
y bullicioso juegue
en sus pomas de nácar.
Del tardo Manzanares
las ninfas y zagalas
cojan vistosas flores
y hagan de ellas guirnaldas.
Suenen, lira, tus cuerdas
en la fresca mañana
la rosa del capullo
arrojando sus gracias.
Volad, versos, a Fili,
y en premio suplicadla
que torne sus ojuelos
a mirarme apiadada,
y en tantos besos deje
que en su labio de grana
mi labio robe el fuego
que en su coral se guarda;
cual ve corderos blancos
pacer en la comarca,
y como tiene el prado
fragantes flores gayas;
como hebras blondas rizas
sobre su frente vagan
y deja el mar menudas
arenas en la playa;
como suspiros tiernos
por ella el pecho lanza,
como zagales bellos
se abrasan en su llama.

Poesías, 1829-1830.


Giacomo Leopardi

Muchacha melancólica, de Francesco Hayez

La poesía de Giacomo Leopardi (1798-1837), figura mayor del romanticismo italiano, se caracteriza por un profundo pesimismo, unido a una exquisita sensibilidad y a una notable perfección formal.

PASATIEMPO

Cuando muchacho vine
a entrar en disciplina con las Musas,
una de ellas cogiome de la mano
y durante aquel día
en torno me condujo
para ver su oficina.
Me mostró uno por uno
los útiles del arte,
y el distinto servicio
a que cada uno de ellos
se emplea en el trabajo
de la prosa y el verso.
Yo los miraba, y dije:
«Musa, ¿y la lima?» Y contestó la diosa:
«La lima se gastó; ya no la usamos.»
Y yo: «Mas rehacerla
es preciso, ya que es tan necesaria.»
Y contestó: «Así es, mas falta tiempo.»

Cantos, 1835. Traducción de Diego Navarro.