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Oliverio Girondo

Pareja con guitarra, de Luis Seoane

La poesía del argentino Oliverio Girondo (1891-1967), vinculada en sus inicios al ultraísmo, destaca por su continua experimentación lingüística: tropos audaces, ritmos extraños, juegos ingeniosos, incursiones en el feísmo neobarroco y el surrealismo…

RESTRINGIDO PROPÓSITO

Demasiado corpóreo,
limitado,
compacto.

Tendré que abrir los poros
y disgregarme un poco.

No digo demasiado.

Persuasión de los días, 1942.


Josep Vicenç Foix

Hombre con pipa, de Joan Miró

La poesía de Josep Vicenç Foix (Barcelona, 1893-1987) integra las innovaciones de los movimientos de vanguardia europeos de los años 20 y 30 con lo mejor de la tradición literaria catalana. Entre sus compañeros de generación, destaca por su gran riqueza verbal y una insólita capacidad técnica.

SI DESPLEGANDO ELOCUENCIA SOMERA…

Si desplegando elocuencia somera…
cauto ordenase mi propia invención,
y en hábil frase la innata pasión,
entre mi estilo infiltrar consiguiera.

Si, desertor de la trova extranjera,
triste expresara en la noche mi unción
por Todo y Nada, sin dar ocasión
a formas raras. Y a ruda manera

de nuestros maestros en lengua vulgar
–¡Oh Lluch! ¡Oh March!–, y sin trazos complejos
tosco, aunque exacto, alcanzara a rimar

para el futuro; ¡y por estos bosquejos
dignos, parejos, lograse durar
sin arpas, cisnes, azules ni espejos!

Solo y dolido, 1947. Traducción de Manuel Longares.


Ramón de Basterra

El chico de la carretilla, de Joan Sandalinas

La obra del poeta novecentista Ramón de Basterra (Bilbao, 1888-1928) trata sobre el paisaje, las gentes, las tradiciones y la historia del pueblo vasco; también sobre el destino, fecundo, de los pueblos hispánicos, la Sobrespaña. En lo formal, pasa por variados estilos: barroquismo, poesía pura, futurismo…

OFICIOS

Sombra. Callejas frescas con fachas de hidalgo:
trapos en los balcones de leño azul. Hay algo
que recuerda el silencio de oro de las colmenas.
Se labora moviendo a los labios apenas.
¿Durango, Azcoitia, Luno? Viven, triunfan las manos,
tejiendo cuerda, urdiendo la sandalia de aldeanos,
la alpargata. Igualmente mudos, entre madera
fresca, que como en rizos de propia cabellera,
se envuelve en sus virutas, labran los ebanistas.
En el camino quiebran las rígidas aristas
de los cantos, tric, trac, tric, los picapedreros;
indican, aijada alta, la rúa, los boyeros.
¿Quién dijo descontento en este bello mundo?
¡Amad, dulces hermanos de oficios, con profundo
amor, la piedra, el leño, la cuerda, que el destino
os puso entre las manos, como llavín divino
para que el universo sus tesoros os abra!
Por cuerda, leño y piedra, yo tengo la palabra.

La sencillez de los seres, 1923.


Leopoldo Marechal

Desnudo, de Alfredo Bigatti

Para Leopoldo Marechal (Argentina, 1900-1970), “la poesía es el idioma natural de lo metafísico”. Lo lírico y lo trascendente se hermanan en sus versos, caracterizados también por el uso de símbolos de gran eficacia plástica y la perfección formal.

INTRODUCCIÓN A LA ODA

Varón callado y hembra silenciosa
me dieron la privanza de la tierra:
El último yo soy, y el que despunta.

Los hombres de mi sangre cosechaban el mar,
pero no levantaron la canción entre peces:
Junto al mar el silencio
fue sudor de sus años,
estela de sus naves
y aroma de sus muertes;
porque el silencio entonces era un gran corazón
que no debe partirse.
El Primero y el Último es mi nombre:
el último callado
y el primero que suena.

En el día sin lanzas, amasé mi canción
con un barro durable.
Se habían pronunciado las palabras:
“Toda canción es flecha de destierro”.
Y en el día sin lanzas
por encima del hombro
disparé mi canción.
Fructificaba el árbol con altura de árbol
y al sol el buey mugía
con altura de buey;
pero mi voz, ¡oh, duelol, era más alta
que mi altura de hombre.

Y la muerte del árbol
estaba más distante que la muerte del buey;
pero mi muerte ya era un fuego vivo
y era mi canto el humo de mi muerte.

(Esta canción tiene los pies de niño
y el corazón del hombre:
pie que gira en el baile de la hoguera,
corazón que redobla
en la danza del humo.)

¡Qué bien pesaban en la tierra el árbol
y el hombre y sus pacientes animales!
La longitud era canción,
la latitud era canción
y era canción la altura.

Tres canciones atadas
componían el mundo
y al hombre y sus pacientes animales.
¡Oh, geometría en todo su verdor!
¡Oh, fuertes ataduras en el día sin lanzas!

Pero mi voz crecía
por sobre mi cabeza
y un nudo se soltaba en mi canción.

Odas para el hombre y la mujer, 1923.


Octavio Paz

El filósofo, de Jesús Guerrero Galván

La poesía del mexicano Octavio Paz (1914-1998) supone un regreso a la vanguardia en lo que ésta tiene de exploración de los límites del lenguaje. Para Paz, el lenguaje no es sino “la cara del ser”: de ahí, que su poesía, incluso la más experimental, tenga una profunda dimensión metafísica.

DESTINO DE POETA

¿Palabras? Sí, de aire,
y en el aire perdidas.
Déjame que me pierda entre palabras,
déjame ser el aire en unos labios,
un soplo vagabundo sin contornos
que el aire desvanece.

También la luz en sí misma se pierde.

Condición de nube (1944), Bajo tu clara sombra (1935-1944), en Libertad bajo palabra, 1935-1957.