Autor: editor

Maria Beneyto

Belleza española, de Jesús Carlos Villalonga

La poesía de la valenciana Maria Beneyto (1925-2011) se inscribe dentro de la corriente de poesía testimonial de la inmediata posguerra. Su vocación es hablar por los que sufren: “Alguien que me ha pedido la voz mía / para seguir gritando”.

CARACOL

En mí parece vibrar
todo el ajeno penar.
¿Seré como el caracol
que recoge bajo el sol
el gran sollozo del mar?

Canción olvidada, 1947.


José Antonio Falconí Villagómez

Lironda 2, de Araceli Gilbert

José Antonio Falconí Villagómez (1895-1967) es uno de los poetas introductores de la renovación vanguardista en Ecuador. Su “Arte Poética (Nº 2)”, de 1921, es una especie de manifiesto dadaísta ecuatoriano. Su poesía posterior se inscribe, sin embargo, dentro del posmodernismo simbolista.

ARTE POÉTICA (Nº 2)

Como la rosa de los vientos sea tu musa
atenta al alisio del Norte
voltaica, dinámica, ultracósmica,
como al viento venido del Austro,
cuya brújula mire hacia un Polo
y al otro;
más allá de los límites cardinales,
de las latitudes remotas,
de los meridianos terrestres
y de los equinoccios.

Y tú, Poeta, sé la antena
que recoja las vibraciones del Cosmos
espectacular y polifónico
como el órgano de una Catedral.
Y canta todo lo que veas
sobre la tierra, digno y loable
de acuerdo con una personal estética,
pasando por la Venus rubia
y la hotentote calipgia…

Y sé también un poco enciclopédico
y otro poco cosmopolita,
para hablar el universal lenguaje
con todas las sirenas del Mundo
y olvídate de la Retórica
de la Academia y la señora Polilla
porque ya no hay gramáticos en el Orbe
y los últimos románticos
murieron en Flandes o en las Argonas
o en otro cualquier lugar de Europa,
luchando por esto o aquello
para que triunfe Artropos.
Así, pues, arroja tus dados al aire,
Poeta dadaísta,
sin que te importe el prójimo una higa
pues asistes a tu propio espectáculo
sin cobrar tarifa.
Y que rujan los Zoilos y Sanchos,
los “estupendos críticos”
que te miran con ojos oblicuos
y por toda respuesta, regálales,
de vez en cuando,
como miel hiblea
o una esencia sutil por gotas,
la palabra eficaz y oportuna,
talismánica y heroica
de Cambronne.

1921. El surtidor armónico, 1956.


Emilio Carrere

Madeleine, de Ramón Casas

La poesía de Emilio Carrere (1881-1947) gozó de gran popularidad, al recrear con ironía y desenfado los excesos de la vida bohemia. Los poetas malditos franceses son sus maestros reconocidos.

CANCIONERO DE AYER

Yo fui un niño enfermizo, pálido y enlutado,
que demasiado pronto conoció la tristeza
del trágico y grotesco dolor de la pobreza.
Yo he dormido en los bancos de un parque abandonado.

Y con la flor de toda la andante picardía
aprendí que la vida es demasiado dura,
cuando hay que conquistarla en constante aventura,
venciendo a la miseria un día y otro día.

Yo fui un niño enfermizo, pálido y mendicante,
sin otro camarada que algún can trashumante
del arroyo, en la eterna, negra desolación.

El dolor fue el maestro que me enseñó a ser bueno,
¡pobre niño poeta!, y ¡floreció en el cieno
mi verso, como un lirio divino de emoción!

La canción de las horas, 1923.


Raúl Gustavo Aguirre

Veleta del pez en el aire, de Hugo Paledetti

Raúl Gustavo Aguirre (1927-1983) contribuyó a la difusión de la poesía argentina de vanguardia desde la revista Poesía Buenos Aires; también, como ensayista y antólogo. Su poesía, ligada a la corriente poética denominada invencionismo, recoge influencias del surrealismo y, sobre todo, del creacionismo de Huidobro.

LA OBSESIÓN DE SER EN LA POESÍA…

La obsesión de ser en la poesía, en medio de una materia sin compromiso alguno con nosotros, ávida por desasirse de nuestra complicada química corporal.

Siempre se servirá la poesía de esa alianza impenetrable entre la confusión de un hombre y la presencia de un niño.

Romper la barrera del sonido. (Todos los desastres precedían ese momento soberano en que el poeta, por una suma acelerada de actos de veracidad, emerge solitario en la región absoluta.)

La magia de la existencia es enorme. La tarea del lenguaje es revelarla, no sustituirla.

Es preciso volvernos a tiempo hacia la ventana, a fin de no devenir considerables.

El poeta es el hombre de la lenta obsesión.

En tanta felicidad posible, misteriosamente asesinada, arde la poesía…

Cuaderno de notas (fragmento), 1957.


Miguel Torga

Sin título, de Artur Bual

La poesía del portugués Miguel Torga (1907-1995) se mantuvo ajena a las innovaciones vanguardistas, en una línea de sobrio tradicionalismo y un discurso directo e inmediato, con gran atención a la reflexión metafísica.

IDENTIDADES

Maté la luna y su fulgor difuso.
Quiero versos de hierro y de cimiento.
Y en vez de rimas, uso
Las consonancias que ofrece el sufrimiento.

Universal y abierto, va mi instinto
A todo corazón que ande contrito.
Y lucha como sabe y como puede:
Da belleza y sentido a cada grito.

Mas como una inscripción en un peñasco
Tiene más duración,
Gasto las horas y los días
Dando más dura forma a la emoción.

Penas del Purgatorio, 1954. Traducción de Carlos Clementson.