Categoría: Literatura costarricense

Laureano Albán

Pintura de Rafa Fernández

Laureano Albán (Costa Rica, 1942) es uno de los impulsores del movimiento poético trascendentalista, que concibe la poesía «como un acto trascendental, como una experiencia especial que contiene y trasciende la experiencia cotidiana del hombre».

SIGNO

El poeta es el hombre
que elige el fracaso.
JEAN-PAUL SARTRE
A Antonio Hernández

Si no fuera poeta ¡qué silencio!

Quizá hubiera ganado una medalla
y no tendría
esta torpeza azul entre las manos,
y no caería al amor, transfigurado,
lámpara a lámpara,
cielo que decrece.

Pero me duele el mar y su belleza
talada lentamente por el polvo.
Me pesa el corazón como una llama.

Tropiezo con claridades,
raudos muros de luz, constelaciones
que ha encendido el otoño entre la yerba.

Si no fuera poeta ¡qué silencios!

Madrid, diciembre, 1978.


Justo A. Facio

Casa campesina, de Tomás Povedano

Los poemas del escritor modernista Justo A. Facio (Costa Rica, 1860-1931) se organizan en cinco núcleos temáticos: la belleza artística, el amor, el paisaje natural, el homenaje a personas y a personajes.

CRISÁLIDA

Es el verbo crisálida en capullo,
y fecunda sus celdas luminosas
el alma inescrutable de las cosas
que desdeña por simples el orgullo.

Yo las sigo en el cósmico barullo
y advierto en vibraciones misteriosas
como un sordo incubar de mariposas
en el fondo del rayo y del arrullo.

¿Qué aliento vivo las fecunda y crea
y en ellas pone singular decoro?
El alma de las cosas, que es la Idea;

¡y si el soplo del arte las anima
al punto rompen el capullo de oro
y vuelan con las alas de la rima!

Mis versos, 1894.


Ana Istarú

Musa Mixta, de Cali Rivera

La poesía de la costarricense Ana Istarú (1960) destaca por su sensualidad y rebeldía. En ella se armoniza perfectamente la emoción y el rigor formal.

NECESITO

Yo no puedo hacer un poema
con sólo la luz de una mano
y los músculos tenues de las palabras,
como quien agrega al aire
un argumento de pétalos
para inclinarlo sobre el pasto,
o como quien agujerea de pasos y cantos
la alegría de asfalto que va despidiendo la carretera.

Yo necesito un sol
para poder trazar los cerros,
agua de platas pedregosas
con que doblegar los labios,
yo, que guardo una cigarra
con el idioma alto de los campanarios.

Y una mañana de bocas
donde iluminar mi cuello.

Poemas para un día cualquiera, 1977.


Isaac Felipe Azofeifa

Desnudo de Concha, de Francisco Zúñiga

Poesía amorosa, poesía existencial y poesía social son las tres vertientes que animan la inspirada obra de Isaac Felipe Azofeifa (1909-1997), uno de los fundadores de la poesía moderna en Costa Rica.

OH, TEMPESTAD DE FORMAS

Oh, tempestad, a dónde, a dónde me conduces, lleno de ti,
girando en el vacío, arrebatado por tu cruel ventura.

Yo quiero descansar, pero me avienta tu pulmón de violencia,
me arrebata tu vértigo, a dónde, a dónde me conduces.

Sobre tu móvil lomo avanzo, retrocedo, giro sobre mí mismo,
todas las cosas que conozco y recuerdo se precipitan en tu vórtice.

Ah, los pequeños animales que ahora están pegados a la tierra,
que tu ímpetu ignoran, tu dominio, tu posesión voraz del hombre.

Esta cima conquisto cada día, esta región de vendavales,
este mundo infinito donde nada subsiste y todo permanece.

Participo de este poder creador de seres, en sí mismo sin límites,
me hundo en la pasión paridora del cosmos, me deseo, me elijo,
desafío, asciendo entre castigos y catástrofes, y en lo alto,
pongo mi libertad, la tuya, la de todos, la del mundo infinito.

Oh, tempestad de formas!
Que la estéril rutina no me encadene a su vil gramática,
a su camino donde las estatuas ya son blancas vacas muertas,
y los paseantes se saludan -qué tal, qué tal-, mientras adulan
el pasado, y escupen juicios hacia el presente sin futuro,
hasta que el día es una alberca de peces muertos y agua inmóvil.

Dame la llama interior, dame la rebelión, dame lo real,
dame la puerta abierta hacia los otros,
dame aceptar activamente,
libremente vivir aún lo que es necesario.
Oh, aventura!

De tus manos espero seguir recibiendo el bien perfecto
de la súbita iluminación del rayo,
de la ilusión que se derrumba como un muro.
Dame vivir heroicamente,
aunque este reto sea tan pequeño que cabe
toda mi libertad en la forma interior de este verso.

Vigilia en pie de muerte, 1962.


Francisco Amighetti

Niños con bodegón de bananos, de Francisco Amighetti

Francisco Amighetti (1907-1998), poeta y pintor costarricense, universalizó en sus versos y en sus lienzos la vida de provincia. Su lenguaje, adusto y sencillo, nos alerta sobre los cauces por donde discurre la vida.

EL POEMA

El poema es una línea
que rige las montañas, desdibuja las manos
y se hace río.
Es una bandera que el viento ha devorado sobre el mar,
o lleva un niño en una fiesta patria.
El poema es una fruta,
se aspira como flor y se ve como cuadro.
Es la geometría metiéndose en el tallo
y organizando la dirección de las hojas
en proporciones áureas.
Y el poema es también
la noche de la ventana
en donde el ruiseñor de una constelación canta.
Si la poesía está afuera hecha paisaje
o hecha mujer
es porque la llevamos en la sangre.
El poema es un hilo de seda
que sale del corazón a sujetar las cosas,
y retenerlas en el instante
en que cruzan de la luz a la sombra.

Poesía, 1983.