Categoría: Literaturas en lenguas extranjeras

Ana Luísa Amaral

Para la escritora lisboeta Ana Luísa Amaral (1956-2022), la poesía puede ser «un hogar donde se piense y se sienta de una manera más reposada, y no con esta velocidad loca con la que vivimos»; es el espacio mismo de la posibilidad (es poetizable tanto una cebolla como un planeta), es el lugar de la belleza, de lo simbólico y «el antídoto de la barbarie y del odio».

NI TÁGIDES, NI MUSAS

Ni tágides ni musas:
solo una fuerza que me viene de dentro,
de un punto de locura, de pozo
que me asusta,
seduciendo

Una fuente de hilos de agua
finísima
(un rayo de luna de más
la secaría)

Ni río ni lira
ni femenino grupo transbordando:
solo lo que heredé en fuerza no heredada,
en fuente donde la luz de luna
no está

Cosas de partir, 1993. Traducción de Pedro Serra.


Humberto Ak’abal

Humberto Ak’abal (Guatemala, 1952-2019), poeta indígena, que escribe en quiché y se autotraduce al castellano, es autor de poemas brevísimos y de gran sencillez, en los que aborda temas universales (el amor, la muerte, la naturaleza…), y nos muestra la visión del universo y la filosofía del pueblo Maya-K’iche’.

LOS POETAS

Los poetas
son como las abejas:

otros se comen lo que hacen.

Tejedor de palabras, 2001.


Archibald MacLeish

La poesía de Archibald MacLeish (Estados Unidos, 1892-1982), miembro de la generación perdida, surge tanto de su experimentación modernista como de su conocimiento de lo tradicional y lo bucólico. Fue galardonado hasta en tres ocasiones con el premio Pulitzer.

ARS POÉTICA

Un poema ha de ser palpable y mudo,
Redondo como un fruto,

Silencioso
Como para el pulgar medallones añosos,

Callado igual que mangas que desgastan la piedra
En el musgoso alféizar;

Un poema no ha de tener palabras,
Como un vuelo de pájaros.

*

Un poema ha de estar inmóvil en el tiempo
Como la luna asciende

Y deja, como suelta
Rama por rama árboles que en la noche se enredan,

Deja, como la luna tras las hojas de invierno,
Recuerdo por recuerdo el pensamiento;

Un poema ha de estar inmóvil en el tiempo
Como la luna asciende.

*

Un poema ha de ser igual a esto:
No es cierto.

Por toda historia de dolor
Una hoja de arce y un vacío portal.

Por amor
Las hierbas inclinadas, dos luces sobre el mar.

Un poema no ha de significar
Sino ser.

Poesía reunida,1917-1952. Traducción de Andrés Sánchez Robayna.


Erri De Luca

Erri De Luca (Nápoles, 1950) empieza a publicar su poesía en 2002, cuando ya es un reputado novelista. Sus versos se sitúan siempre al lado de los perseguidos; expresan su confianza en la capacidad del lenguaje poético para vencer el olvido y la indiferencia, para transformar en canto el dolor humano.

CONSEJO

Haz como el lanzador de cuchillos, que tira alrededor del cuerpo.
Escribe sobre el amor sin nombrarlo, la precisión está en evitarlo.
Distráete del vocabulario solemne, ya hinchado,
apunta al borde, costea,
el lanzador de cuchillos acierta desde lejos,
el error es alcanzar el blanco, la virtud es fallarlo.

El huésped empedernido, 2008. Traducción de Fernando Valverde.


Olavo Bilac

La poesía del brasileño Olavo Bilac (1865-1918), de afiliación parnasiana, destaca por el rigor constructivo y la perfección métrica. Consideró el oficio de la poesía semejante al del orfebre obsesionado por obtener la forma más bella y pura.

PROFESIÓN DE FE

Le poète est ciseleur,
Le ciseleur est poète.
Victor Hugo

No quiero el Zeus Capitolino,
Hercúleo y bello,
Tallar en el mármol divino,
Con el martillo.

Que otro –¡no yo!– la piedra corte
Para, brutal,
De Atenea erguir altivo porte
Descomunal.

Más que esa forma extraordinaria
Que ojos asombra,
Me atrae un leve relicario
De fino artista.

Copio al orfebre cuando escribo:
Su amor envidio
Con que él en oro, alto relieve
De una flor hace.

Lo imito. Y, pues, ni de Carrara
La piedra hiero:
Blanco cristal, la piedra rara,
Ónix prefiero.

Por eso corre, por servirme,
Sobre el papel
La pluma, como en plata firme
Corre el cincel.

Corre; traza, adorna la imagen,
La idea viste:
Ciñendo al cuerpo amplio ropaje
Azul celeste.

Gira, pule, retoca, lima
La frase; al fin,
La rima verso de oro engasta,
Como un rubí.

Quiero la estrofa, cristalina,
Forjada al modo
De orfebre, que de taller salga
Sin un defecto:

Que la labor del verso, acaso,
De tan sutil,
Pueda hacer recordar a un vaso
De Becerril.

Y horas sin cuento paso, mudo,
Mirando atento,
Ver trabajar, lejos de todo,
Al pensamiento.

Porque escribir –tanta pericia,
Tanta requiere,
Que a oficio tal… no hay noticia
Que otro semeje.

Así procedo. ¡Y mi pluma
Sigue esta norma,
Sirviéndote, Diosa serena,
Serena Forma!

¡La ola vil, Diosa, que crece
De un torvo mar,
Deja aumentar; y espuma y barro
Deja pasar!

Blasfemo, en grito horrendo y sordo
Ímpetu, el bando
Venga de Bárbaros creciendo,
Vociferando…

Deja: que venga y pase aullando.
–¡Bando feroz!
¡Nada cambie el color del rostro,
Tono de voz!

Míralos sólo, armada y pronta,
Radiante y bella:
Y, escudo al brazo, afronta la ira
De esa tormenta!

Éste que al frente viene, y todo
Posee arrogante
De un Vándalo o de un Visigodo,
Cruel y audaz;

Éste, que, entre los más, su masa
Levanta férrea,
Y expele, en chorro, amargo insulto
Que a ti te enloda;

Se esfuerza en vano, y a la lucha
Se arroja; en vano
Blandiendo alta la maza bruta
En bruta mano.

¡No morirás, Diosa sublime!
En trono egregio
Asistirás intacta al crimen
Del sacrilegio.

Y, si murieras por ventura,
Que muera yo
Contigo, ¡y que esa noche oscura
A ambos envuelva!

¡Ah! ver por tierra, profanada,
Partida el ara;
¡Arte inmortal pisoteado,
Prostituido!…

¡Ver derribar del trono eterno,
Lo Bello, oír
Caer la Acrópolis sonando,
El Partenón!…

¡Sin sacerdote, ida la Creencia
Sentir, y el susto
Ver, y entrando, el exterminio,
Al templo augusto!

¡Ver esta lengua, que cultivo,
Sin oropeles,
Reseca al hálito nocivo
De los infieles!…

¡No! ¡Muera todo cuanto quiero,
Quede yo solo!
¡Y que no encuentre un solo amparo
En mi camino!

Que mi dolor ni a un amigo
Piedad inspire…
Pero, ¡ah! quedar solo contigo,
Contigo solo!

¡Vive! yo viviré sirviendo
Tu culto, oscuro,
A tus custodias esculpiendo
Del más puro oro.

Celebraré a tu oficio
En el altar:
¡Mas si es pequeño el sacrificio,
Me iré también!

¡Caiga también, sin esperanza,
Aunque tranquilo,
Aún al caer, blando la lanza,
Por el Estilo!

Poesías, 1888. Traducción de Rodolfo Alonso.