La poesía de Lucian Blaga (1895 – 1961), honda y meditativa, es notable por su peculiar sentido del ritmo. Plantea, al igual que su obra filosófica, la imposibilidad del hombre para penetrar los misterios de lo absoluto.
YO NO APLASTO LA COROLA DE MILAGROS DEL MUNDO
Yo no aplasto la corola de milagros del mundo
y no destruyo con mi pensamiento
los misterios que en mi camino encuentro
en flores, en ojos, sobre labios o tumbas.
Otros con su inteligencia
ahogan el encanto de lo impenetrable, de lo escondido
en los abismos oscuros,
mas yo con mi luz acreciento el misterio del mundo;
y así como la luna con sus rayos brillantes
no disminuye, sino temblorosa
extiende aún más el secreto de la noche,
así yo enriquezco el sombrío horizonte
con amplios estremecimientos de sagrado misterio;
y todo lo que es incomprensible
se torna aún más incomprensible
bajo mis ojos
pues así yo amo
flores y ojos y labios y tumbas.
Los poemas de la luz, 1919. Traducción de Omar Lara y Gabriela Capraroiu.