Enrique Verástegui

Abstracto azul, de Miguel Brenner

A los 22 años, el poeta peruano Enrique Verástegui (1950) sorprendió a la crítica por el poderoso aliento lírico de su primer libro, En los extramuros del mundo, que revelaba la lectura pertinaz de los poetas beatniks y de Ernesto Cardenal. Sus poemas posteriores, como los de su monumental Ética, de más de mil páginas, destacan por su rigor artístico y vasta erudición.

SI TE QUEDAS EN MI PAÍS

En mi país la poesía ladra
suda orina tiene sucias las axilas.
La poesía frecuenta los burdeles
escribe cantos silba danza mientras se mira
ociosamente en la toilette
y ha conocido el sabor dulzón del amor
en los parquecitos de crepé
bajo la luna
de los mostradores.
Pero en mi país hay quienes hablan con su botella de vino
sobre la pared azulada.
Y la poesía rueda contigo de la mano
por estos mismos lugares que no son los lugares
para filmar una canción destrozada.
Y por la poesía en mi país
si no hablaste como esto
te obligan a salir
en mi país
no hay donde ir
pero tienes que ir saliendo
como el acné en el cascarón rosado.
Y esto te urge más que una palabra perfecta.
En mi país la poesía te habla
como un labio inquietante al oído
te aleja de tu cuna culeca
filma tu paisaje de Herodes
y la brisa remece tus sueños
–la brisa helada de un ventilador.
Porque una lengua hablará por tu lengua.
Y otra mano guiará a tu mano
si te quedas en mi país.

En los extramuros del mundo, 1971.


Arthur Rimbaud

Jugadores de cartas, de Paul Cézanne

El francés Arthur Rimbaud (1854-1891), poeta maldito y simbolista, fundamentó su poética en la alquimia del verbo, gracias a la cual el poeta se hace vidente, comprende lo ignoto y percibe el Absoluto.

MI BOHEMIA

(Fantasía)

Me iba, con los puños en mis bolsillos rotos…
mi chaleco también se volvía ideal,
andando, al cielo raso, ¡Musa, te era tan fiel!;
¡cuántos grandes amores, ay ay ay, me he soñado!

Mi único pantalón era un enorme siete.
–Pulgarcito que sueña, desgranaba a mi paso
rimas. Y mi posada era la Osa Mayor.
–Mis estrellas temblaban con un dulce frufrú.

Y yo las escuchaba, al borde del camino
cuando caen las tardes de septiembre, sintiendo
el rocío en mi frente, como un vino de vida.

Y rimando, perdido, por las sombras fantásticas,
tensaba los cordones, como si fueran liras,
de mis zapatos rotos, junto a mi corazón.

Poesías, 1869-71. Traducción de Javier del Prado.


Alberto Barrera

De la Serie Hojas caídas, de Paúl Parrella

El venezolano Alberto Barrera (1960) formó parte del grupo poético Guaire, que pretendió rescatar un tipo de poesía conversacional, en torno a lo cotidiano y con tono político.

COMPLEJIDAD DE LA POESÍA POLÍTICA

Los poetas imperiales
siempre fueron dóciles y simples.
Cantaron a muchachas prudentes,
vírgenes ocupadas en huir de las moscas.

También es verdad que vivieron mejor.
Conocieron cuerpos maravillosos,
comieron salmón y frutas egipcias.

Algunos encontraron la muerte
a los noventa años.

Coyote de ventanas, 1993.


Ana María Fagundo

Soledad al desnudo, de Aurora Bravo

Para la poeta canaria Ana María Fagundo (1938-2010), la poesía se concibe como un medio de indagación en el misterio del ser. Sus versos son una afirmación de la permanencia de la vida y la rotunda presencia y participación de la mujer en ella.

MI POESÍA

Es como si la rosa
pétalo a pétalo
fuera desnudando su fragante tersura
y se quedara limpia
e infinita en la soledad.
O cual si a jirones como gritos
de contenido silencio,
se me fuera desarropando lo más íntimo
en una dolorosa entrega.
Así es
ese yo inmensurable del poema
que me surca lo más hondo
que me cierne
me estremece y crucifica.

Brotes, 1965.


José Coronel Urtecho

Sin título, de Rodrigo Peñalba

José Coronel Urtecho (1906-1994) es una de las más importantes voces de la poesía nicaragüense del siglo XX. Sus poemas son un recorrido por las fases más variadas de la poesía contemporánea: divertimentos vanguardistas, poesía popular, clasicismo, buceos en el subconsciente…

OBRA MAESTRA

O

¡cuánto me ha costado hacer esto!

1928. Pol-la D’Ananta Katanta Paranta, 1970.