La poesía de la uruguaya Juana de Ibarbourou (1895-1979) se caracteriza por la exaltación sentimental de la entrega amorosa, la belleza física y la primavera.
LA CANCIÓN
Mientras fui dichosa
Canté para mí.
De día y de noche la canción aquella
No encontraba fin.
La alcé en primavera con los labios dulces
De perfume y miel.
La alcé en el estío con la boca bella
De tanto querer.
Rodaba mi canto como un viento suave
Por cima y hondor.
Lo deseaban todos con ansia de gozo
Para el corazón.
Cantaba y cantaba por completo extraña
A todo sufrir.
Con los ojos sanos, con la vista limpia,
Como ciega fui.
Mas la pena, un día, lo mismo que a un vaso
Quebró mi canción.
Poco estuve muda, porque es ley sin tregua
Que he de cantar yo.
Corazón en llaga tórnase vidente
Y a la ajena angustia se da en cabezal.
De hoy en adelante por todos los hombres
Tengo que cantar.
Las lenguas del diamante, 1919.