Categoría: Literatura hispanoamericana

Jorge Eduardo Eielson

Paisaje infinito de la costa del Perú, de Jorge Eduardo Eielson

En la trayectoria poética de Jorge Eduardo Eielson (Perú, 1924-2006) es constante la reflexión lúcida sobre el quehacer literario. Su obra es como una red de nudos apretados en los que se cruzan los hilos de las palabras, las vivencias, las intuiciones, las revelaciones…

POESÍA

En mi mesa muerta, candelabros
De oro, platos vacíos, poesía
De mis dientes en ruina, poesía
De la fruta rosada y el vaso
De nadie en la alfombra. Poesía
De mi hermana difunta, amarilla,
Pintada y vacía en su silla;
Poesía del gato sin vida, el reloj
Y el ladrón en el polvo. Poesía
Del viento y la luna que pasa,
Del árbol frondoso o desnudo
Que un fósforo cruza. Poesía
Del polvo en mi mesa de gala,
Orlada de coles, antigua y triste
Cristalería, dedos tenedores.

Reinos, 1944.


Franklin Mieses Burgos

Largo cubista, de Paul Giudicelli

El poeta dominicano Franklin Mieses Burgos (1907-1976) formó parte del grupo Poesía Sorprendida, que se manifestó a favor de una poesía nacional nutrida en lo universal. La atracción por el surrealismo, al mismo tiempo que por los metros tradicionales y populares, la sensualidad del trópico, la angustia existencial y la rebeldía política son algunas de las constantes de su poesía.

ESTA CANCIÓN ESTABA TIRADA POR EL SUELO

Esta canción estaba tirada por el suelo,
como una hoja muerta, sin palabras;
la hallaron unos hombres que luego me la dieron
porque tuvieron miedo de aprender a cantarla.

Yo entonces ignoraba que también las canciones,
como las hojas muertas caían de los árboles;
no sabia que la luna se enredaba en las ramas
náufragas que sueñan bajo el cristal del agua,
ni que comían los peces pedacitos de estrellas
en el silencio de las noches claras.

Yo entonces ignoraba muchas cosas iguales
que eran todas posibles en la tierra del viento,
en donde la leyenda no es una hierba mala
crecida en sus riberas, sino un árbol de voces
con las cuales dialogan las sombras y las piedras.

Yo entonces ignoraba muchas cosas iguales
cuando aún no era mía
esta canción que estaba tirada por el suelo,
como una hoja muerta, sin palabras;
pero ahora ya sé de las formas distintas
que preceden al ojo de la carne que mira,
y hasta puedo decir por qué caen de rodillas,
en las ojeras largas que circundan la noche,
las diluidas sombras de los pájaros.

Torre de voces, 1929-36.


Pedro Shimose

Creador de ilusiones VII, de Orlando Arias Morales

La poesía del boliviano Pedro Shimose (1940) se caracteriza por una proyección de la agonía personal sobre la historia. Gracias a la técnica del collage, el lenguaje literario se llena de giros coloquiales, neologismos, voces de otros idiomas…

PRELUDIO AFÓNICO

Poeticomienzo en vino avinagrado:
¿cómo escribir del tizne sin carbones;
de la tos, sin gargajo; y sin borrones,
cómo escribir de mí si estoy fregado?

Garrapateo espumas, cabreado,
con humo y humedad en los pulmones;
doliéndome en la sombra y los rincones
mi soledad en verso encebollado.

Desgarrado y vencido por las furias;
en el exilio, triste, voy sufriendo
el hambre de mi pueblo en mis penurias.

En lágrimas y pus voy escribiendo.
A medias muero en jácaras espurias.
A medias vivo, voy sobreviviendo.

Quiero escribir, pero me sale espuma, 1972.


Esther María Osses

Mensajes oníricos, de Manuel Chong Neto

La panameña Esther María Osses (1914-1990) es dueña de un lenguaje poético sencillo, espontáneo, pero con múltiples sugerencias y una gran carga emotiva.

HERENCIA

Esta fuerza que impulsa mi pluma
viene de muy lejos…
Es herencia rica que en mis venas arde,
corre por mis nervios,
y rebeldemente,
al papel resbala por entre mis dedos.

¡Si la contuviera sé que me ahogaría!
Es para mi vida lo mismo que el llanto,
lo mismo que el sueño
y la risa.

Dejadme que escriba sin analizarme.
Sin buscar la clave con que el ritmo labro.

Mas si mis estrofas respiran belleza,
si encienden el alma,
decídmelo entonces,
y eso, me basta!

Mi emoción es fuego…
¿Trasmitirla es arte?

Nada más quisiera
si en mis versos arde!

Mensaje, 1945.


Homero Aridjis

Homero Aridjis (1940), intelectual mexicano especialmente sensible a los problemas medioambientales, ha cultivado la poesía, el teatro y la novela. Como poeta, evolucionó desde una poesía metafórica y visual, cercana a Octavio Paz, a formas de mayor sencillez discursiva.

BUEN SITIO ES EL ALMA PARA LA POESÍA…

Buen sitio es el alma para la poesía
de ella ha salido y es justo que a ella vuelva
con el mismo temblor que era pulsada
y los mismos ojos que la vieron erguirse

el dolor en ella restañó las palabras
la alegría en ella se repitió tantas veces
como un río se recorre se ocultó tantas veces
como la verdad suele hacerlo

con la breve premura de su canto
instauró en el aire un reino
donde las llamas pudieron ser criaturas
y las criaturas sombra doliente de la santidad

voló toda la vida sin despegar las alas
llegó todo el tiempo sin aparecer del todo
estableció aquí la raíz allá el amor
sobre la hierba lo visible lo invisible de un ángel

abrió todos los ojos habló en todas las bocas
colgó como una hoja en la verde maravilla del árbol
su vestido fue un templo su sueño fue este mundo

Los espacios azules, 1968.