Categoría: Literatura hispanoamericana

Alfonsina Storni

La argentina Alfonsina Storni (1892-1938), llevó a sus versos, bellos y sensuales, su desgarrada visión de la existencia. La crítica a la concepción patriarcal del amor y la fusión de la mujer con la naturaleza son dos de sus principales temas.

ASÍ

Hice el libro así:
Gimiendo, llorando, soñando, ay de mí.

Mariposa triste, leona cruel,
Di luces y sombra todo en una vez.
Cuando fui leona nunca recordé
Cómo pude un día mariposa ser.
Cuando mariposa jamás me pensé
Que pudiera un día zarpar o morder.

Encogida a ratos y a saltos después
Sangraron mi vida y a sangre maté.
Sé que, ya paloma, pesado ciprés.
O mata florida, lloré y más lloré.
Ya probando sales, ya probando miel,
Los ojos lloraron a más no poder.
Da entonces lo mismo, que lo he visto bien,
Ser rosa o espina, ser néctar o hiel.

Así voy a curvas con mi mala sed
Podando jardines de todo jaez.

El dulce daño, 1918.


Jorge Rojas

Subachoque, de Marco Ospina

La obra del colombiano Jorge Rojas (1911-1995), fundador de la mítica revista Piedra y cielo, posee una profunda religiosidad, una ensimismada unción ante el mundo, una adoración panteísta y a la vez bíblica ante la tierra, ante el amor, ante los secretos sentimientos que unen a la naturaleza con el hombre.

VERDAD DE LA POESÍA

Cuando venga la muerte, tu escondida
materia que no tuvo sitio duro
ni cantidad, al cálculo seguro
tendrá en mi voz ausente su medida.

Alta morada –sólo construida
allí donde edifica su alto muro
la soledad y el pensamiento puro–
guardará tu palabra nunca oída.

Si igual que sobre un río, tu contorno
reflejado por mí, sufrió el agravio
de mi sangre en su fuga y su retorno,

entonces sin espejo y sin resabio
te mostraré, sin copia y sin adorno,
desnuda entre los yelos de mi labio.

Rosa de agua: sonetos, 1937-47.


Gonzalo Rojas

Crucifixión, de Gaby Garfias

La poesía de Gonzalo Rojas (Chile, 1917-2011) indaga en los enigmas de la realidad y proclama el triunfo de la vida y del erotismo sobre la miseria, la muerte, lo oscuro. Concibe la palabra poética como “un rapto casi religioso”, como “invocación a la penumbra”.

SALUDOS A TZARA

Tarde vine a saber que lo que no es aire
en poesía, ni rotación y traslación, son míseros libros
oliscos a inmortalidad, pura impostura
con vernissage y todo en la farsa
del agusanamiento general, llenos de hojas
donde no hay una en que leer las estrellas, una
encinta del Mundo, una tablilla fresca
ligeramente órfica.

Materia de testamento, 1988.


Gertrudis Gómez de Avellaneda

Odalisca, de Mariano Fortuny

Gertrudis Gómez de Avellaneda (Cuba, 1814-1873) es una de las figuras más destacadas del romanticismo hispánico. Los tormentos de la pasión amorosa, el tedio ante la vida y la dignificación del papel de la mujer en la sociedad son algunos de los temas que recorren sus versos.

A LA POESÍA

¡Oh tú, del alto cielo,
Precioso don al hombre concedido!
¡Tú, de mis penas íntimo consuelo,
De mis placeres manantial querido!
¡Alma del orbe, ardiente Poesía,
Dicta el acento de la lira mía!

Díctalo, sí; que enciende
Tu amor mi seno, y sin cesar ansío
La poderosa voz -que espacios hiende-
Para aclamar tu excelso poderío;
Y en la naturaleza augusta y bella
Buscar, seguir y señalar tu huella.

¡Mil veces desgraciado
Quien -al fulgor de tu hermosura ciego-
En su alma inerte y corazón helado
No abriga un rayo de tu dulce fuego!
Que es el mundo sin ti templo vacío,
Cielo sin claridad, cadáver frío.


Ramón López Velarde

La mujer y el pelele, de Ángel Zárraga

En la poesía del mexicano Ramón López Velarde (1888-1921) se amalgaman lo conversacional y la imagen insólita, la nostalgia de la provincia y la excitación de la urbe, el catolicismo más acendrado y el paganismo más sensual.

EL SON DEL CORAZÓN

Una música íntima no cesa,
porque transida en un abrazo de oro
la Caridad con el Amor se besa.

¿Oyes el diapasón del corazón?
Oye en su nota múltiple el estrépito
de los que fueron y de los que son.

Mis hermanos de todas las centurias
reconocen en mí su pausa igual,
sus mismas quejas y sus propias furias.

Soy la fronda parlante en que se mece
el pecho germinal del bardo druida
con la selva por diosa y por querida.

Soy la alberca lumínica en que nada,
como perla debajo de una lente,
debajo de las linfas, Sherezada.

Y soy el suspirante cristianismo
al hojear las bienaventuranzas
de la virgen que fue mi catecismo.

Y la nueva delicia, que acomoda
sus hipnotismos de color de tango
al figurín y al precio de la moda.

La redondez de la Creación atrueno
cortejando a las hembras y a las cosas
con el clamor pagano y nazareno.

¡Oh Psiquis, oh mi alma: suena a son
moderno, a son de selva, a son de orgía
y a son mariano, el son del corazón!

El son del corazón. 1919-21.