Dilema, de Manuel Felguérez

Jaime García Terrés (1924-1996) es un destacado miembro de la generación mexicana del 50. En su poesía lo íntimo y lo civil son acentos que se complementan.

CABALLERO CHARLATÁN

Hablar. Hablar para decirlo todo.
Que nada permanezca en el tintero.
Quiero servir de loco pregonero
a cuanto vive o muere de algún modo.

Vuela, pluma. Que fluya con beodo
frenesí de cristal el vocinglero
total vocabulario. Caballero
de la palabra, tal será mi apodo.

Despertaré los nombres de las cosas
a golpes de cuchillo si es preciso.
Callen otros. Yo no. Jamás podría.

Mi pluma nutre un manantial de rosas.
¡Cómo voy a callar! La vida quiso
hacerme charlatán. No es culpa mía.

Las provincias del aire, 1956.

UNA PALABRA MÁS

Esa palabra
yo la diría con los ojos cerrados.
Hundido en las últimas sombras.
Quieto
como una ola maravillosamente
suspendida.

Todo callaría después de escucharla.
Y ante el silencio grave de las cosas
yo sentiría que mil ojos
me estarían hiriendo
y que muchos millones de cuerpos
y cuerpos y cuerpos
me estarían tocando.

La diría como digo
el nombre de mi casa.
Con la misma tristeza
peculiar. Con la misma
exacta mansedumbre.
Y el eco, en otros mundos,
dispersaría sus sílabas
en una cauda infinita de menudas estrellas.

La diría. Pero temo
perderla. Esa palabra es
mi única fortuna. Mi solo sustento.
Nada me quedaría una vez que mis labios
hubiesen liberado sus voces de plata.
Nada
que no fuera una ausencia de terribles contornos,
y la tenue fatiga del olvido que aguarda,
y un rastro de canciones
deshechas por el tiempo.

Las provincias del aire, 1956.