El niño del trigo, de José Manuel Merello

Chantal Maillard (Bruselas, 1951), poeta y pensadora, intenta comunicar en sus escritura situaciones límites de dolor y desamparo. En sus poemas, la palabra palabra poética se articula como pensamiento en torno a sus propias posibilidades y límites de representación.

ESCRIBIR

Fragmento

Escribir
porque alguien olvidó gritar
y hay un espacio blanco
ahora, que lo habita

escribir
porque es la forma más veloz
que tengo de moverme

escribir

¿y no hacer literatura?

¡y qué más da!:

hay demasiado dolor
en el pozo de este cuerpo
para que me resulte importante
una cuestión de este tipo.
Escribo

para que el agua envenenada
pueda beberse.

Matar a Platón, 2004.

EL PEZ

Volver a las palabras.
Creer en ellas. Poco. Sólo
un poco. Lo bastante
como para salir a flote y coger aire
y asi poder aguantar, luego,
en el fondo.

Volver a las palabras. Con
voluntad de sentido.
Boqueando. Pez en la orilla
común de los creyentes.

Volver. Decir superficie. Escribirla.

No, lector, no deslices
tan rápido tus ojos por la página,
nada te obliga a terminar
de leer este texto. Puedes
dejarlo. Muchos lo habrán hecho
antes de haber llegado a estas líneas.
He dicho superficie. Vuelve atrás.
Detente. Piénsalo. Piénsatelo. He
escrito la palabra palabra y
estoy tratando de decirte algo
que no acierta a decirse. Entonces
digo impotencia. Tú sabes lo que es
la impotencia, a buen seguro
alguna vez la habrás sentido. Ahora
te pido que despojes la impotencia
de la palabra que la nombra
y te quedes sintiéndola tan sólo.
¿Lo consigues?
Tal vez no sea para ti,
ahora, tiempo de impotencia.

Se deslizan tus ojos por
los caracteres impresos y sientes
cierto placer en esta redundancia
de lo escrito. Los óvalos te tientan.
Aproxímate, lector, mira por
ese pequeño orificio. Adéntrate.
Hay abismo –¿abismo?– hay vértigo.

Repite, entonces, conmigo Infinito.
Di Infinito. Repítelo. No dejes
de decirlo, hasta que pierda
sentido la palabra infinito y
te encuentres en el vértigo,
desprovisto de pértiga.

Entonces di Infinito. Pronúncialo.
Pronúncialo de nuevo,
despacio, con voluntad de sentido.
Como al principio del mundo o
del poema.
Para volver. En superficie
por un tiempo.
Para hacer el tiempo

brevemente.

Hilos, 2007.

PODRÍAMOS JUGAR A HACER METÁFORAS…

Podríamos jugar a hacer metáforas,
al fin y al cabo es por analogía
que aprendemos el mundo y sus causas.
Podríamos disponer en versos las palabras,
como antiguamente, para
poderlas recordar, recordar lo importante.
Pero ha pasado el tiempo,
ya nada es importante, sólo el aire,
tres sílabas apenas, en la página.

Hilos, 2007.