Para Manuel Altolaguirre (1906-1959), miembro de la generación del 27 y uno de sus principales promotores a través de la revista Litoral, la poesía “sirve para rescatar el tiempo, para levantar el ánimo, para tener alma completa, y no fugaces momentos de vida”. En versos claros, diáfanos, el poeta malagueño canta el amor, la soledad y la muerte.
LA POESÍA
Tan clara que, invisible,
en sí misma se esconde,
como el aire o el agua,
transparente y oculta;
desierta no, surcada
por pájaros y peces,
herida por los árboles.
«Vida poética, 20», Poesía, 1930-1931.