Rubén Vela

Memoria, de Remo Bianchedi

Para Rubén Vela (1944), uno de los más importantes poetas argentinos de la generación del 50, la poesía “es una manera de luchar, sobre todo en América”. En sus versos se exalta la condición humana y se profundiza en el sentido de la historia americana.

MANERAS DE LUCHAR

Que no me digan
que escriben simplemente,
que dicen el poema
sin pensarlo siquiera.
Que él nace porque sí.

Es un arduo trabajo,
un oficio de herreros,
un hacer proletario.
Un cansancio que continuará mañana.

Que no me digan
que se hacen poemas sin sudores,
sin una larga y violenta jornada de trabajo.
Tengo las manos como las de un labriego,
duras, gastadas, llenas de poemas.

Poesía y libertad, 1966.


Linda Pastan

La sala de espera, de George Tooker

La estadounidense Linda Pastan (1932) explora a través de su poesía la complejidad que se oculta detrás de los hechos de la vida cotidiana: la vida familiar, la maternidad, las relaciones humanas.

VOCES

Juana oyó voces,
y por ello ardió.
Mientras conduzco en la oscuridad
escribo poemas.
Anoche pensando
en cómo espaciar los versos
me pasé una señal de stop.
Cuando me justifiqué
el policía asintió,
y me puso
una multa.
Un entendido me dijo
que los escritores tienen un plazo de quince años:
luego llega la repetición,
incluso la locura.
Como Midas, supongo que
todo lo que tocamos se convierte
en un poema
cuando el hechizo existe.
Pero piensa en el poeta después de ese plazo
tocando los árboles que
siempre ha tocado,
pero esta vez no ocurre nada.
Imagínatelo yendo de un tronco
a otro, magullándose
las manos con la áspera corteza.
Sólo quedan cinco años.
A veces entierro
mis poemas en el jardín,
reservándolos
para los fríos días venideros.
De todos modos
te quemas por ello.

Las cinco fases del dolor, 1975. Traducción de Rosa Lentini y Susan Schreibman.


José Luis Jover

Sin título, del Equipo Crónica

Para José Luis Jover (Cuenca, 1946), escribir un poema es “ensayar una magia menor”. Es la suya una poesía indirecta, voluntariamente instalada en el umbral de donde suceden las cosas y en la que algunas veces se cuelan golpes surrealistas y fisuras del sentido.

UN AGUJERO NEGRO

Retroceder
hasta el borde
del poema
antes de escribir
la primera palabra.

El viento soplando
hacia sí,
hacia mí.

A esta baraja le faltan corazones, 1993.


Miguel Otero Silva

Paisaje Samán de Güere, de Joaquín Caicedo

La poesía de Miguel Otero Silva (Venezuela, 1908-1985) sirve de expresión a las inquietudes sociales y existenciales de su autor y muestra una clara preferencia por la dicción clásica y las formas tradicionales.

LA POESÍA

Tú, poesía,
sombra más misteriosa
que la raíz oscura de los añosos árboles,
más del aire escondida
que las venas secretas de los profundos minerales,
lucero más recóndito
que la brasa enclaustrada en los arcones de la tierra.

Tú, música tejida
por el arpa inaudible de las constelaciones,
tú, música espigada
al borde de los últimos precipicios azules,
tú, música engendrada
al tam-tam de los pulsos y al cantar de la sangre.

Tú, poesía,
nacida para el hombre y su lenguaje,
no gaviota blanquísima sobre un mar sin navíos,
ni hermosa flor erguida sobre la llaga de un desierto.

Umbral, 1966.


Leopoldo Panero

Paisaje, de Bernardo Simonet

El leonés Leopoldo Panero (1909-1962) es uno de los más importantes representantes de la poesía “arraigada” de la inmediata posguerra. La muerte, la transitoriedad de la vida, la religiosidad, el amor, el sosiego, la belleza de los paisajes, Dios como referente de esperanza y la familia como elemento integrador, son temas recurrentes en toda su poesía.

LA POESÍA

Oh sacudida desértica de hojas transparentes
Estremecidos rumbos palpitan en mi pecho sin salida
Se sienten sombras delirando por el aire acercan
Hasta la bella carne una conciencia en llamas
Hasta la bella carne donde late la espuma de la muchacha y el río.

Agresión de fantásticos cielos hermosamente vivos
Fingidas rocas únicas donde el mar se extasía
Tiembla conmovida alma
Se escapa milagrosa soledad de uno a otro
Nuestros labios repletos de sonrisas desnudas
Hacen más invencible la belleza del silencio que nos separa
Este silencio de tan áspera belleza que flota
Y que muerden las bocas clavándose cuchillos.

Oscilan alargadas luces y ascuas de viento
Entre mis dedos cantan los bosques tropicales.

En Noroeste, 1931.