Darío Jaramillo Agudelo

Darío Jaramillo Agudelo (Colombia, 1947) escribe poemas intensos y desnudos, en torno al amor y los grandes temas humanos. Concibe la poesía como “un estado de alerta, una especie de iniciación sobre el valor alucinatorio del lenguaje”.

ALGÚN DÍA TE ESCRIBIRÉ UN POEMA…

Algún día te escribiré un poema que no mencione el aire ni la noche;
un poema que omita los nombres de las flores, que no tenga jazmines o magnolias.
Algún día te escribiré un poema sin pájaros ni fuentes, un poema que eluda el mar
y que no mire a las estrellas.
Algún día te escribiré un poema que se limite a pasar los dedos por tu piel
y que convierta en palabras tu mirada.
Sin comparaciones, sin metáforas, algún día escribiré un poema que huela a ti,
un poema con el ritmo de tus pulsaciones, con la intensidad estrujada de tu abrazo.
Algún día te escribiré un poema, el canto de mi dicha.

Poemas de amor, 1986; 2013.


José María Blanco White

Cincinato abandona el arado para dictar leyes a Roma, de Juan Antonio Ribera

José María Blanco White (Sevilla, 1775 – Liverpool, 1841)  es uno de los pilares fundamentales del romanticismo español. Emigrado a Londres, sirvió de puente entre los liberales españoles exiliados y el romanticismo inglés. Escribió en español y en inglés.

ODA A LAS MUSAS

¿Cuál deidad o cuál héroe, lira mía,
Resonará en tus cuerdas? ¿Qué sagrados
Himnos o cúyos nombres entonados
Gloriosa harán tu suave melodía?
¿Cuál hecho las riberas
Del Permeso florido,
Entre el rüido
De su corriente
Escucharán, bañando las praderas
Más dulce y blandamente?

A ti solo, glorioso, eterno coro,
A quien del Pindo la mansión sagrada
El cielo dio, mi voz, por ti inspirada,
Cantará y de tus dones el tesoro.
Tus glorias, si el aliento,
Soberano me enciende,
Por cuanto extiende
Sus resplandores,
Delio, se escucharán, y el ancho viento
Llevará tus loores.
Por vos, oh claras ninfas de Helicona,

Por vos su pecho arrebatado mira
El dichoso mortal a quien la lira
Disteis y en ella celestial corona.
Por vos Naturaleza
No le esconde su seno,
Mas ya sereno
Su rostro puro
Pródiga muestra y la inmortal belleza
No oculta en velo oscuro.

Mira entonces la faz resplandeciente
De la madre común enardecido,
Y con sonora voz canta atrevido
El seno oculto a la profana gente.
Canta cómo la Aurora,
Con sonrosada mano
Al soberano
Febo el camino
Prepara, y con la bella luz colora
Del semblante divino.

Cuál bordando las nubes de rubíes
Y el viento dulcemente humedeciendo,
El campo dilatado va cubriendo
Con encarnadas rosas y alelíes;
Cuál, si bramó alterado
El austro o noto fiero
En placentero
Aliento leve,
Ante su hermoso rostro ya mudado,
Las tiernas flores mueve.

Canta cuál la carrera en su seguida
Emprende Febo, cómo la ancha esfera,
De sus rayos bañada, reverbera
La eterna luz que al mundo le da vida;
Cómo, precipitado
Ante el carro umbroso,
Con paso odioso
El tiempo anhela
Y de fugaces horas rodeado
Con prestas alas vuela.

Canta cómo al Océano sonoro
Llegando, de su luz en la onda fría
Despoja el carro que ilumina el día
Y tiempla en ella el eje ardiente de oro,
Canta la noche oscura
Siguiendo sus pisadas,
Y las calladas
Horas, que al mundo
Descanso dan de la fatiga dura
En silencio profundo.

¡Ah, sí! Pródigo el cielo en ti derrama,
Sagrado coro, en abundante vena
Sus dones y de honor se mira llena
La tierra por tu aliento e ilustre llama.
Salve, pues, y amoroso
Tu fuego da a mi pecho,
Que en él deshecho
Diré tu gloria,
Del tiempo haré mi nombre victorioso
Y eterna mi memoria.

1796.


Óscar Cerruto

Clamor, de Ponciano Cárdenas

La poesía de Óscar Cerruto (Bolivia, 1912-1981) se caracteriza por la concisión, la agudeza expresiva y el control formal. Sus libros poéticos están recogidos en Cántico traspasado (1976).

POÉTICA

No eres sólo el fulgor que sin mesura
estalla, ni su estrépito previsto.
Ni las apelaciones de la esfinge,
o la avidez, o la otra idolatría.

Lúcida sí, flagrante certidumbre,
región de transparencia en la que inmerso
está el tiempo, zumbando, lo que somos,
la boca memorable del augurio.

En un trono de hierro y santidades,
abiertas las heridas, y la flecha
de las perpetuas causas en las sienes,

eres esa palabra no gastada:
amor; una mitad, como la aurora,
en sombra. Otra mitad deslumbramientos.

Patria de sal cautiva, 1957.


José Manuel Caballero Bonald

Figuras, de Juan Manuel Gutiérrez Montiel

Para José Manuel Caballero Bonald (Jerez, 1926) escribir es buscar en el laberinto de la memoria y del lenguaje la palabra precisa para dar cuenta de lo vivido, de lo salvado de la ruina del tiempo.

SOBRE EL IMPOSIBLE OFICIO DE ESCRIBIR

Por aquella palabra
de más que dije entonces, trataría
de dar mi vida ahora. ¿Vale algo
comprobarlo después de consumidos
tantos esfuerzos
para no mentir?

Toco
tu vientre y se desplaza el tiempo
como la sangre
en un embudo mientras
a ciegas nos buscamos. Sólo el riesgo
común ocupa el mundo, arrasa
el derredor, lo exprime
como una esponja, desordena
el engranaje de los hechos.

¿Cómo
poder saldar entonces
la ambigüedad de la memoria?

El imposible oficio de escribir
aproximadamente
la historia terminal del anteayer
de la vida, y más cuando
un incierto futuro se intercala
entre lo timorato y lo arrogante
me suele contagiar
de esa amorfa molicie
que entumece los goznes del deseo.

Pero no cejo nunca. Paraísos
vagamente resueltos
entre la oxidación del ocio, surgen
como reclamos, brillan
en ocasiones
con juvenil sabor a culpa.

¡Escapar de la mella de los días
iguales! En tanta libertad
¿se anudarán imágenes
que a su obstinado uso
me condenen, reduzcan el amor
a sus simulaciones? Lo que aquí
no está escrito es ya la única
prueba de que dispongo
para reconocerme, interrumpir
mi turno de erosión entre recuerdos
apremiantes.

Por aquella palabra
de más que dije entonces, trataría
de dar mi vida ahora.

Descrédito del héroe, 1977-93.


Mario Santiago Papasquiaro

Invocando al fuego, de José Luis Bustamante

El mexicano Mario Santiago Papasquiaro (1953-1998) es uno de los fundadores del infrarrealismo. Poeta itinerante, con mucho de vagabundo, provocador y exaltado, su poesía pretendió ser la misma “llameante caída libre que fue su vida”.

QUIÉN SINO TÚ

Sigo vivo nada más por ti / poesía desgreñada
revólver menstruante
ronroneo escupelunas
asfalto de plasma
licuadito de semen
molcajete tiernísimo
madreadora de leyes
microbús al vacío
carterista de almas
Sólo a ti te he visto nadar en el piso
Sólo a ti te he visto rajarle el hocico a los aires
Tu mirada de atole de arroz & tamal calientito
me ha jalado imantado puesto en órbita
/ con mi boca de vértigo explorando tu clítoris púrpura /
tu voz bailadora : tus gestos de trompo
Me he graduado en tus besos de risa
En tu vientre he aprendido a deshuesar al veneno
& a montar mis bisontes
Ayer pantano / hoy pradera
como huazontle capeado & manglar salto en boca
me ha crecido el silencio
Me he arrancado la mente / he chupado sus charcos
Sus acociles : sus lirios : sus chinampas en fuga
me han secuestrado hasta el vuelo
En cada gota de mí / en cada pocillo / en cada tejita
es tu sombra solar: tu fuego avispado el rumor que se oye
la maraca el güiro el violín de entusiasmo que mi aliento
proyecta
milotebaldíodesuerte/elcabelloconquelazosaltolacuerda
pego la roña / tejo mis filos: mi guirnalda de puentes /
mi apuesta de flotantes sentidos
A toda pezuña de liebre / a todo pulmón en cubeta
& al pulso: al pulso-resorte & rentoy de todo ser-estallido
& todo cabalgar-fumarola.

Aullido de cisne, 1996.